Maniobras de vuelo que matan gallinas

A.G
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Los propietarios de una granja de Villapalacios cifran en más de 2.000 los animales que fallecieron o dejaron de producir por el ruido de los aviones, lo que dejó su explotación «técnicamente cerrada»

Maniobras de vuelo que matan gallinas

Una explotación avícola de Villapalacios se encuentra en una delicada situación económica a causa de los efectos de unas maniobras de vuelo desarrolladas sobre la localidad. Así, al menos, lo explican sus propietarios, que aluden al ensordecedor ruido de los aviones como el motivo por el que han perdido más de 2.000 gallinas en lo que va de año, dejando a su empresa «casi en quiebra técnica».

Esa granja se denomina Cortijo de Cardos y la regenta el matrimonio formado por Jesús Rodríguez y María Victoria Rodríguez. Según explica el primero de ellos, desde hace cuatro años desarrollan en la Sierra de Alcaraz «un proyecto especial y casi único en España», que consiste en mantener a las gallinas «en libertad y con pico», una parte del cuerpo que se les suele cortar parcialmente a los polluelos para evitar el picado de las plumas y el canibalismo. El motivo principal de esa innovación es la fuente de alimentación que se proporciona en Villapalacios a los animales, que comen principalmente las bellotas que abundan en la finca.

Con ese método, Rodríguez asegura que la empresa había conseguido ya una producción relativamente estable y un progresivo aumento de clientes, «gracias a un producto de calidad». Ese buen ritmo se vio alterado a comienzos del pasado verano, «cuando el empleado de la granja nos alertó de que habíamos pasado de sacar unos 900 huevos diarios a apenas 60». Ese hecho coincidió con maniobras de aviones en la zona, quizá procedentes de la base aérea de Los Llanos, «que provocaron un estruendo similar al de la rotura de la barrera del sonido, tres veces en dos días». 

Los granjeros consultaron a técnicos sobre el descenso de producción y éstos les explicaron que la causa más probable fuera el estrés causado a las gallinas, del que probablemente no se repondrían. Por ello, se vieron obligados a adquirir una nueva camada, de unos 1.500 ejemplares, «y al vaciado completo de la granja», pues los ejemplares anteriores fueron sacrificados y entregados a los agentes medioambientales, «que suelen llevarlos a lugares habilitados para la alimentación de buitres».

Cabe señalar, por otra parte, que el Ministerio de Defensa se ha puesto en contacto con los propietarios de la granja para interesarse por el caso. Así lo asegura Rodríguez, quien detalló que tras ponerlo en conocimiento de la Subdelegación del Gobierno, recibieron una comunicación de un mando del Ejército del Aire «que nos solicitaba una evaluación de los daños» para una hipotética compensación económica. Los propietarios, por su parte, quieren ante todo «saber si esas maniobras van a repetirse, porque de ser así, dejaremos el negocio o nos marcharemos a otro sitio»

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