La responsable de la cartera de Transición Ecológica, Teresa Ribera, tomó posesión de su cargo hace poco más de una semana, pero a raíz de las declaraciones que ha hecho hasta el momento, Francisco Martínez Arroyo pronostica ya «un tiempo nuevo» en materia medioambiental. Así lo aseguró tras reunirse en Madrid con la propia ministra y el resto de consejeros de las comunidades autónomas.
No alargar la vida útil de las centrales nucleares o el apoyo a las fuentes de energía renovables son algunos de los planteamientos que ya ha avanzado Ribero en distintos medios de comunicación y que el Gobierno regional comparte. «Tenemos muchas cuestiones en las que vamos a coincidir» insistía el castellano-manchego, haciendo hincapié en que la sociedad demanda un cambio y «no podemos ser ajenos a esto».
Por este motivo, responsables de la Consejería mantuvieron recientemente una reunión con las organizaciones ecologistas con representación en la comunidad (Ecologistas en Acción, WWF y SEO birdlife), con las que trataron temas como los caudales ecológicos mínimos en el Tajo, la finalización de los trasvases o el cambio de modelo energético, aspectos que espera poder tratar próximamente con la nueva ministra.
Otro aspecto importante para Castilla-La Mancha es la prohibición del fracking, un objetivo alcanzado en la región y que Martínez Arroyo espera que pueda ampliarse al conjunto del Estado. Por ello, habló informalmente con la ministra sobre esta cuestión y se ofreció a apoyar a otros territorios que quieran seguir sus pasos para impedir la fractura hidráulica. «Estamos muy satisfechos de que esto haya sido posible» afirmó insistiendo en que su apuesta pasa por «un modelo energético distinto».
Mayor exigencia a nivel comunitario. Por su parte la ministra presentó ante los consejeros algunos de los temas que centrarán el Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea que se celebrará la próxima semana en Bruselas. Uno de ellos será la directiva de agua potable, que plantea mayores exigencias y que según el consejero «va en la línea que demanda la sociedad europea».
En este sentido, el Gobierno de Castilla- La Mancha apuesta porque parte del agua residual se pueda utilizar en la agricultura, y así el sector pueda acceder a «más cantidad de agua», poniendo como ejemplos «muy positivos» los ya iniciados en La Solana y Tomelloso, en la provincia de Ciudad Real, donde gracias al aprovechamiento de las aguas residuales depuradas se están regando cerca de 1.500 hectáreas y beneficiándose más de 350 agricultores.
En el caso de La Solana, se riegan alrededor de 680 hectáreas, de las cuales 620 de viñedo, y el resto se reparte entre olivar, almendro y pistacho. ‘Los Auriles’ constan por su parte de 844 hectáreas, distribuidas en 436 parcelas, la mayor parte de la superficie se dedica al cultivo de la vid, existiendo también algo de olivar. En este caso, el origen del agua es una concesión de aguas residuales depuradas procedentes de Tomelloso y conducidas a través del llamado Canal de Los Auriles.
Otro asunto en el que se plantea también un incremento de las exigencias es el relativo a las emisiones de los vehículos. El nuevo reglamento pretende reducir las emisiones de vehículos ligeros para adelantar los compromisos de reducción de emisiones. En esta línea de trabajo, Castilla La Mancha trabaja en la incorporación de vehículos de bajas emisiones a su flota. La próxima semana la empresa pública de Gestión Ambiental Gecam, contará con sus dos primeros vehículos eléctricos, y pronto sumarán otros, que serán adquiridos por parte de la Consejería para el personal, como agentes medioambientales o los técnicos de las oficinas comarcales agrarias, por ejemplo.
Por último, ahondaron en el nuevo reglamento del programa LIFE, al que el socialista considera «muy importante» para la reintroducción del lince en la región.