Un gran peso que quitarse de encima

SPC
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La falta de conocimiento de los progenitores impide en muchos casos actuar correctamente ante la obesidad o el sobrepeso infantil, que multiplica el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro

Dicen las abuelas, acudiendo al manido refranero popular, aquello de que «más vale que sobre que no que falte», pero cuando se exceden los límites, llegan los problemas y, en cuestión de kilos, se puede decir que los niños españoles van más que sobrados. A tenor del último estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2018, el país se sitúa a la cabeza de Europa en sobrepeso y obesidad infantil con un 40 por ciento de pequeños sufriéndola en sus propias carnes, un porcentaje solo superado por Chipre.

Blanco y en botella: las nuevas generaciones tienen un gran peso que quitarse de encima. Así lo corrobora el doctor Julio Maset, experto médico de Cinfa, en el marco del Día Universal de la Infancia. «Una conducta activa en nuestros hijos ayudará a evitar que estos niños se conviertan en adultos obesos, una situación que multiplica el riesgo de que padezcan enfermedades crónicas en el futuro. Por ejemplo, diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, problemas respiratorios e inflamatorios o patologías osteoarticulares», asegura incidiendo en un modo de actuar de muchos progenitores que se caracteriza por una falta de conocimiento sobre cómo llevar una adecuada alimentación.

Según el V Estudio CinfaSalud Percepción y hábitos de salud de las familias españolas sobre nutrición infantil, realizado en 2016, una tercera parte de los padres que perciben en su hijo sobrepeso (36,8 por ciento) u obesidad (32,2 por ciento) no toma las medidas adecuadas. En este sentido, recalca la importancia de no caer en la pasividad y anima a los padres a realizar cambios en los hábitos diarios. Y es que el sedentarismo y los malos hábitos alimentan el problema. Demasiado tiempo pegados al televisor o consola en mano y demasiada ingesta de grasas saturadas escondidas en atractiva bollería industrial, que retrasa los mecanismos de saciedad del cerebro forzando a comer más.

LA DIETA MEDITERRÁNEA. El estilo de vida actual, marcado por las prisas y la falta de tiempo, contribuye a que los padres encuentren dificultades a la hora de elaborar menús equilibrados o de sentarse a la mesa con sus hijos, un aspecto clave para inculcar buenos hábitos nutricionales a los más pequeños. En este sentido, desde Cinfa indican que el punto de partida que puede ayudar a las familias a lograr una nutrición sana es seguir la dieta mediterránea. Como recuerda el doctor Maset, «al incluir todos los grupos de alimentos en las cantidades y frecuencia recomendadas, esta dieta garantiza a nuestros hijos e hijas la energía y nutrientes que necesitan para su correcto desarrollo físico e intelectual de una forma muy equilibrada».

La dieta mediterránea se caracteriza por un consumo bajo de carne (entre una y tres veces a la semana), moderado de pescado (más de tres veces a la semana) y alto de verdura (más de siete ocasiones semanales). Sin embargo, los resultados de la investigación dejan claro que a los padres todavía les queda mucho margen de mejora hasta reconducir su día a día en esa dirección: más de la mitad (51,9 por ciento) de los escolares españoles consume carne entre cuatro y siete veces a la semana; solo uno de cada cinco niños (21,3 por ciento) toma pescado con la frecuencia recomendada; y tan solo uno de cada 10 (12,1 por ciento) come verdura en la cantidad que indican los expertos. 

«No se trata de convertirnos en nutricionistas, sino de esforzarnos por ajustar esas raciones y grupos de alimentos a las comidas de toda la familia, intentar incorporar medidas relacionadas con la actividad física y el descanso y, sobre todo, enseñar a comer bien y con sabores variados. La educación nutricional comienza en casa», concluye.