Alemania plantea una revisión de Schengen ante la crisis migratoria

Agencias
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Berlín avisa de que si la UE no acuerda un reparto justo de refugiados, «muchos» Estados podrían reclamar una remodelación del tratado que suprime los controles en sus fronteras

 
 
La crisis migratoria que vive Europa en la actualidad, uno de los episodios más dramáticos de los ocurridos en el Viejo Continente en los últimos años, no tiene visos de acabar pronto. De hecho, los mandatarios de los países se preparan para una situación que «durará mucho y será un reto controlarla», como aseguró ayer el primer ministro francés, Manuel Valls, quien instó a «definir una política de inmigración europea para encontrar soluciones efectivas y duraderas».
Sin embargo, cada vez hay más controversia dentro de los propios Estados de la UE. Sin ir más lejos, inmigrantes y solicitantes de asilo recibieron ayer permiso en Budapest para subir a trenes con destino a Viena y Alemania, después de que Hungría pidiese al Gobierno de Berlín que aclare la situación legal con respecto al viaje por parte de ilegales dentro de la Unión. Y, ante la falta de respuesta, las autoridades húngaras optaron por aplicar el Tratado Schengen, que permite la libre circulación de personas dentro del territorio comunitario al suprimir las fronteras internas.
Entre tanto, la canciller germana, Angela Merkel, apeló a la «unidad» de los Estados miembro para hacer frente a la gran oleada de refugiados que llegan al continente huyendo de los conflictos en sus naciones y advirtió de que el «desafío» aún durará «un largo período de tiempo» y apuntó que si Bruselas no acuerda un reparto justo de estas personas, «muchos» países pondrán en cuestión Schengen. «Si no logramos una distribución equitativa, por supuesto que el tema estará en la agenda de muchos», insistió.
Por ello, manifestó, es importante la cooperación «de toda Europa» para hacer frente a la tragedia migratoria. «Se trata de establecer países seguros de origen, de abrir centros de registro de refugiados en Grecia e Italia; se trata de un reparto justo a través de cuotas y de luchar contra las condiciones que provocan la huida de la gente de sus países», reiteró.
«La situación actual no es satisfactoria», lamentó, para agregar que es «consciente de que es un tablero grueso que hay que agujerear». Por ello, alertó de que, si no se lleva a cabo «una distribución equitativa, muchos volverán a cuestionarse Schengen. Y eso es algo que no deseamos».
Por su lado, Valls, de visita a la conflictiva zona de Calais, junto al Eurotúnel, y donde se han vivido este verano importantes episodios de tráfico de irregulares, pidió una estrategia común para frenar el flujo de inmigrantes de manera ilegal. «Todos tenemos una responsabilidad de garantizar el derecho a asilo», indicó.
Por eso, anunció la construcción de un campamento con capacidad para 1.500 personas cerca del Canal de la Mancha, que se culminará «a principios de 2016» con el fin de paliar parte de las necesidades de una zona a la que han llegado en los últimos meses miles de inmigrantes. De hecho, unos 3.000 individuos viven en la denominada jungla, el término con el que se conoce al campo improvisado levantado en Calais.
Mientras, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, indicó que la crisis migratoria forzará a la UE a adoptar normas uniformes para hacer frente a las llegadas de refugiados, sosteniendo que así se acabará con los remiendos que han exacerbado la emergencia. «Es el momento de lanzar una ofensiva diplomática», manifestó. «Llevará meses, pero tendremos una política unificada sobre asilo y no tantas como países en la UE», agregó.