José Francisco Roldán Pastor: «Hace falta un ejercicio de historia real y objetiva»

A. Díaz
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El salón de actos de la Diputación acoge, a las 19,30 horas, la presentación de Memoria para perdonar, del comisario jefe provincial, José Francisco Roldán Pastor, con prólogo de Ramón Bello Bañón

José Francisco Roldán Pastor comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos sobre Memoria para perdonar, donde el autor, a través de historias familiares, ofrece la visión de una época crucial para España.

Su primer libro que no está vinculado directamente con nuestro diario.

Mi historia literaria está completamente ligada a La Tribuna, al menos en lo que se refiere al tema de los relatos sobre la delincuencia. Empezamos en 1994 y lo que he hecho siempre han sido relatos cortos, una página, como es natural, con excepción de cuanto pasamos a La Tribuna Dominical. Edité un libro en 1998, una recopilación de relatos que se publicó en Diputación como La serie negra, y he seguido escribiendo, todas las semanas, y cuando alguien me quiso ayudar para publicarlo, lo hicimos; en 2005 Retazos de vida oscura, y en seis meses hicimos una tirada mayor, con otro título, Vacunas para el delito, con otros relatos, y dejamos para 2009 Cómo evitar un timo, una obra que quedó muy bien y nos quedamos con ganas de hacer más.

¿Memoria para perdonar sigue una línea paralela?

Es un homenaje a mi abuelo, José Pastor, y a mi madre, Ascensión Pastor Esteban. La historia nació en 2005, cuando yo estaba en Madrid, porque justo en la época en que mi abuelo murió, con 53 años, yo me iba a Madrid y empezaba a hablarse de la Memoria Histórica, con personas como mi madre y toda la gente de su edad, a los que les daba mucho miedo remover la Guerra Civil española. Perjudicada fue toda España, pero una parte más que otra lógicamente. En mi familia hay una historia muy curiosa, una parte que estuvo recogida y ayudada por la parte que luego perdió, tuvo que ayudar después, cuando acabó la guerra a los que perdieron y eso también ocurrió en miles de hogares. Ese temor de mi madre, me llevó  a poner el título, Memoria para perdonar, se trata de no olvidar, malo sería olvidar este desastre tremendo y me preocupa cuando oigo a gente joven con esa falta de conocimiento.

¿Los testimonios son de su madre?

Mi madre escribe concentrándose en la época más dura, desde 1936. La situación de su familia era cómoda, un cabo de carabineros, su padre, con una proyección de futuro y es la guerra la  que destrozó todo. Yo investigué sobre mi abuelo en el Archivo de la Guardia Civil y encontré documentos sobre su periplo, su hoja de servicios. En el libro cuento esa aventura y  la de una mujer que va moviéndose en su vida y afrontando lo que le va viniendo encima, y, claro, no deja de ser un homenaje. En el libro se produce una dinámica, historia de España, historia familiar que va paralela y al final termina como debe, porque la memoria es necesaria y los recuerdos, aunque sean dolorosos, con el tiempo se endurecen, y no queda más que perdonar.

¿Mucho trabajo de investigación para el libro?

Seguro, en muchos archivos, recurro al de Salamanca, busco sobre el Consejo de Guerra que sufre mi abuelo, descubro su expediente penitenciario, y, mira, al final tuvo la buena idea, cuando termina la guerra, como mayor del Ejército Republicano, de presentarse en un cuartel para ser procesado. Como decía es una historia personal y familiar, pero meto la historia de España y del mundo en la época. En los primeros capítulos me vuelco en los datos históricos, vinculo la historia de José Pastor con la de España.

¿Hasta el final de la guerra?

Mi abuelo va a prisión y en la familia piensan que no va a volver más; luego nos encontraremos con una sorpresa generalizada ya que la mayoría de la gente que fue juzgada por auxilio a la rebelión, curiosamente; son puestos en libertad a los cinco años. Esa condena que se preveía larga también genera un cisma familiar, que se tuvo que repetir muchas veces. Es dramática, incluso yo no conozco cosas hasta que tengo 16 años.

Un ejercicio de historia real.

 Sí, porque creo que hace falta un ejercicio de historia real y objetiva, para que no se cuente la historia cada uno en función del bando en el que está, que me parece injusto. Por eso incluyo acontecimientos que ocurren en Cartagena, al final, en los últimos días, en 1939, pero también se cuentan todos los acontecimientos que tienen que ver con Albacete, porque están ligados a Cartagena.

Este, como todos sus libros tiene carácter benéfico. ¿Dónde irán los beneficios?

Primero, tengo que pedir perdón, si hay fallos, porque el control de la edición es mía y me ha apoyado la Asociación Gastronómica Caballeros Cofrades El Buen Almuerzo, de la que formo parte y el libro surgió en una comida. Es Vicente Sáez, el presiente, el que me anima, y nos embarcamos en la aventura, con la colaboración de la Fundación ASLA y Asprona y lo que se recaude, ira al Cotolengo y Cáritas.