Un centenar de opciones con las que 'regalarse'

E.R.J.
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Los puestos de los 'hippies' son visita obligada al pasear por el Recinto Ferial

Ir a la Feria y no comprar es misión imposible. La oferta es tan variada que son múltiples las zonas del Recinto, y de sus alrededores, donde dirigirse a, al menos, curiosear. Una de esas visitas obligadas son los casi un centenar de puestos con la más variada mercancía, los denominados puestos de los hippies y que año a año conforman el cuarto anillo ferial.

Samir regenta uno de ellos, y, aunque era durante el paseo matinal cuando nos acercamos a hablar con él y a esa hora hay menos afluencia que por la tarde-noche, reconoce que «sí hay mucho más movimiento, mucha gente que se acerca a los puestos, pero las compras no mejoran». Dice que lleva «ocho años» como feriante en esta zona y esa experiencia le ha llevado a que, dentro de su pequeño espacio, se pueda encontrar casi de todo.

<b>LAS CARCASAS ‘REINAN’.</b> Aún así, la estrella de este año «son las carcasas de los móviles, nos van a salvar la Feria». Un artículo demandado «por jóvenes y por no tan jóvenes, todo el mundo se para y las mira y de eso sí que vendemos». Del resto, paciencia, a ver si la crisis se aleja y el fantasma del miedo a gastar «se aleja» un poco.

Que las carcasas de los móviles son ‘el gancho’ de este mercadillo de 10 días se acredita en que en buena parte de los 98 puestos se encuentran los más diversos modelos, coloridos y precios, en función, de forma lógica, de los teléfonos que albergarán.

Pero son muchos más los caprichos que los albaceteños pueden feriarse en esta zona, más concurrida por muchos visitantes porque también es más económica que otras cercanas.

Camisetas con lemas, motivos o dibujos a la carta, marroquinería, bisutería, complementos, relojes, juguetes, textil. Todo a un golpe de vista que hace difícil no caer en la tentación.

«Yo ya he comprado, llevamos pendientes, camisetas, zapatillas», dice Sonia, que recorre uno a uno casi el centenar de casetas desmontables. Reside en Francia, en París, pero «todos los años venimos a propósito a Albacete, para pasar tres o cuatro días en la Feria». Lo hace porque, reconoce, lleva sangre albaceteña por sus venas, «de Casas Viejas», dice, de donde es su padre, que «vive seis meses aquí y seis meses en Francia».

Este año la visita la disfruta con su hijo y con su prima y exprime el tiempo que le queda en tierra manchega, donde dice que «se está mejor aquí, se come mejor, el tiempo es mejor, todo es más barato y hay más fiesta».

Seguimos el recorrido y nos encontramos con Rocío y José Blas, que cuentan que pasear por los puestos de los hippies «es una tradición». En esta ocasión, su búsqueda está más que clara. «Queremos comprar una mochila» en la que guardar las cosas de su pequeña, a la que llevan en el carro, y de quien viene en camino, porque Rocío está embarazada.

«A mí me gusta mucho este puesto, vengo todos los años», comenta, un momento después, Mariana, otra joven a la que encontramos justo en un puesto de camisetas, otra de las ‘joyas de la corona’ de esta zona comercial anexa al Recinto Ferial.

Aún así, Mariana, como muchos otros visitantes, lo tiene claro. «De momento, miro, y ya me espero a comprar». Aún así, añade, siempre «cae algo» porque en la Feria hay que feriarse.