Una pelea entre bandas deja 52 muertos en una cárcel de México

AGENCIAS
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El motín, que según algunas fuentes pudo comenzar por un intento de fuga masivo que derivó en un incendio, es uno de los más graves ocurridos en la nación azteca en 30 años

Un enfrentamiento entre dos grupos criminales rivales dejó ayer 52 muertos y 12 heridos, cinco de ellos de gravedad, en el penal de Topo Chico, ubicado en la zona metropolitana de Monterrey, según informó el gobernador del estado mexicano de Nuevo León, Jaime Rodríguez.

El dirigente explicó que todo se originó al filo de la medianoche «por una pela entre presos» de los grupos encabezados por Jorge Iván Hernández Cantú, alias el Credo y considerado el cabecilla de Cártel del Golfo que presuntamente controlaba parte del centro penitenciario; y Juan Pedro Salvador Saldívar Farías, el Z-27, que llegó a ser jefe regional del cártel de Los Zetas, una organización criminal que nació como un brazo armado del Cártel del Golfo, pero que en marzo de 2010 rompió con esta banda. Desde esa escisión, los miembros de ambos grupos han protagonizado los más cruentos casos de violencia registrados en el país en su lucha por ganar territorios.

Sin embargo, según fuentes penitenciarias, al parecer detrás del motín pudo haber un intento de fuga organizado por los presos de Los Zetas, después de que se les quitara el control interno que mantenía en parte del recinto. De hecho, varios vecinos relataron que un grupo de presos se hizo con el poder en uno de los pabellones y lo incendió para distraer la atención de las Fuerzas de Seguridad y lograr así fugarse del penal. También los testigos consultados por el diario El Universal respaldaron la versión del intento de huida y contaron, además, que escucharon disparos y detonaciones. Pese a estos testimonios, en la rueda de prensa, el gobernador estatal aclaró que quedó «descartada la existencia de fuga alguna y el uso de armas de fuego».

Según el diario mexicano Milenio, las Fuerzas de Seguridad bloquearon el acceso a las instalaciones penitenciarias y rodearon el perímetro del complejo para intentar evitar una fuga masiva de reclusos. Asimismo, los altercados en la prisión provocaron el despliegue en la zona del Ejército, además de agentes de la Fuerza Civil y de la Policía de Monterrey. De esta manera, los agentes consiguieron controlar el motín, de los más graves registrados en los últimos 30 años en el país por la elevada cifra de muertos.

 Topo Chico, uno de los centros penitenciarios más antiguos de Nuevo León, tiene alrededor de 3.900 internos, lo que supone, según los medios locales, una sobrepoblación carcelaria del «40 al 50 por ciento».

En este sentido, hace dos años, la ONU denunció las condiciones de hacinamiento en el interior de las instalaciones. En un informe, después de una visita a varias prisiones, el relator de las Naciones Unidas sobre tortura, Juan Méndez, describió un área específica de la cárcel, denominada la canina, como «un pequeño recinto en el que conviven, en condiciones inaceptables de espacio y salubridad, más de 40 personas que presuntamente requieren de protección». «Los internos solían no tener agua, luz o ventilación en sus celdas. Las condiciones sanitarias eran usualmente penosas y muchos internos debían dormir en el suelo o en turnos», alertó.

Sin identificar. En cuanta las víctimas, Rodríguez no facilitó las identidades de los fallecidos, a la espera de comunicar a los familiares la noticia. Las informaciones son contradictorias en este punto, puesto que diversos periódicos apuntaron que, entre los muertos, también hay celadores y trabajadores de la cárcel, mientras que otros medios señalaron que los fallecidos pertenecen únicamente a la población reclusa del penal.

«La gravedad del caso amerita un manejo responsable de las cifras, por respeto a las familias estamos a la espera del reporte pericial», señaló el Gobierno local a través de su cuenta de Twitter, donde explicaron que las autoridades «son consciente de la angustia que atraviesan los familiares de los internos, pero continúan recabando datos».

Sin embargo, nada más conocerse las primeras noticias sobre este suceso, los allegados de los reos se agolparon frente al penal de Topo Chico entre escenas de angustia para exigir información sobre lo ocurrido. «Que no nos echen mentiras, que nos hablen con la verdad», aseveró a la televisión local una mujer, familiar de un preso. «Necesitamos que pongan la lista ahí de los fallecidos, de los heridos», recalcó otra, mientras a sus alrededor comenzaba un lanzamiento de piedras contra los agentes de Seguridad que custodiaban el perímetro del penal.