El procesado por fotocopiar libros elude la cárcel

M.O
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El acusado admitió haber vulnerado la normativa de propiedad intelectual y deberá pagar 15.000 euros de indemnización a la asociación de derechos reprográficos Cedro, denunciante

El procesado por fotocopiar libros elude la cárcel - Foto: ÁNGEL AYALA¶

Ya hay sentencia para el caso del dueño de una copistería de la capital procesado hace varios años por copiar libros enteros y venderlos en su negocio, pese a ser publicaciones protegidas por la ley de Propiedad Intelectual. El juicio contra el acusado, de iniciales A.M.F.M., se celebró ayer aunque el reconocimiento de los hechos hizo innecesario proseguir con la vista y escuchar los diferentes testimonios. No tuvieron que testificar los agentes de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía que intervinieron en el caso, tras una denuncia de Cedro, una asociación de autores y editores de libros, revistas, periódicos y partituras que gestiona de manera colectiva los derechos de sus asociados y lucha contra la piratería. 

El caso de ayer se saldó con esa conformidad en la que A.M.F.M. aceptó una condena de seis meses de cárcel, pero o tendrá que entrar en prisión si no comete un delito similar, porque la pena de privación de libertad quedó en suspenso. Para reducir la condena se tuvo en cuenta la atenuante de reparación del daño, porque A.M.F.M., de 60 años de edad, ya había consignado 7.000 euros en el juzgado para pagar posibles indemnizaciones. La cantidad se queda corta, porque la condena dictada ayer por la juez del Juzgado Penal 1 incluye, aparte de la pena de prisión suspendida, el pago de una multa de 2.160 euros, el pago de las costas procesales de la acusación particular (3.277 euros), y la indemnización de 15.000 euros para a asociación denunciante. En total, casi 20.500 euros por el delito contra la propiedad intelectual. La pena inicial de cárcel que se pedía para el acusado era de un año y tres meses.

Lo que el fallo judicial dice tras el juicio de ayer es lo que sostenía la Fiscalía, que A.M.F.M. realizaba en su negocio del barrio de Carretas «reproducciones íntegras de libros de cualquier editorial», una práctica que se hacía «de forma masiva, indiscriminada y sin reparo». Más información en edición impresa