La Policía Nacional de Murcia informó esta semana de la detención de seis personas acusadas de conformar una banda dedicada a robos en domicilios y empresas, y entre los cargos que pesan sobre los arrestados está el robo cometido el pasado día 2 en tres pisos de la capital albacetense. Fuentes de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Albacete indicaron que los tres robos ocurrieron en inmuebles de un mismo rellano, en un edificio de viviendas, y ya entonces la policía seguía los pasos y controlaba los movimientos de los ahora arrestados. Cuatro de ellos son de nacionalidad rumana, otro es español y el sexto es de origen moldavo. A todos ellos se les considera presuntos autores de un delito de robo con violencia e intimidación, un delito de detención ilegal, seis delitos de robo con fuerza en las cosas, por reclamación judicial y por pertenencia a organización criminal.

La Policía Nacional de Murcia empezó la investigación tras saber de la posible actuación de una banda organizada, compuesta por delincuentes originarios de Europa del Este «dedicados a la comisión de delitos de robo con fuerza» y, en algunos casos con violencia en casa habitada así como del robo en establecimientos, accediendo mediante butrones y violentando las cajas fuertes blindadas. Las pesquisas policiales lograron situar a esta banda en la localidad murciana de Santomera, y tras diversas vigilancias y seguimientos «se logró localizar e identificar a todos los miembros de la organización». Ya, bajo vigilancia, cuatro días después de robar en Albacete los agentes de la Jefatura Superior de Policía de Murcia procedieron a la detención de las seis personas que conforman este grupo criminal; los agentes los pillaron in fraganti, «con el botín aún en su poder, tras haber cometido dos robos con fuerza en domicilios de Elche», de donde se llevaron gran cantidad de joyas, aparatos electrónicos y dinero en efectivo. En otro robo ocurrido hace dos semanas en Fortuna (Murcia), los ladrones actuaron en un chalet cuando sus dueños estaban dentro. Encapuchados, amordazaron e intimidaron con armas de fuego a sus propietarios para obtener los códigos de las cajas fuertes.