Historia de un compromiso

Juan Carrizo
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El argentino Diego Fox llegó al CABA en 2004 y tras 11 temporadas se ha convertido en un albacetense más y es capitán del equipo

Diego Fox, con algunas de las camisetas que ha vestido durante sus años en Albacete. - Foto: José Miguel Esparcia

Diego Fox, a sus 37 años, es el capitán del Albacete Basket. El hispano-argentino lleva 11 temporadas en el baloncesto local, primero con el CABA y ahora con el equipo resultante de la unión de varios clubes de la capital.

Por mucho motivos se ha hecho con un hueco en los corazones de los aficionados, sobre todo los más veteranos, que en un hecho con escasos precedentes decidieron cambiar el nombre a la peña que lleva animando en el Pabellón del Parque desde hace más de 25 años. La Peña Personal Intencionada se llama ahora Peña Diego Fox, en reconocimiento al compromiso que durante tantos años ha demostrado un jugador que llegó en el 2004 y que se ha convertido en un albaceteño más. «Sólo me queda el acento, y porque hablo con mis padres todas las semanas», afirma el jugador.

Fox nació el 22 de junio de 1977 en Argentina y su primera experiencia en el baloncesto español fue  en el Don Benito de Badajoz, al que llegó en 2003. A la temporada siguiente se marchó a Alicante y entonces recibió la llamada del CABA. Probó, gustó y se quedó. Era la temporada 04-05, con Fernando Ballesteros en el banquillo y José González como presidente.

«Mi primera experiencia en España fue en Don Benito, al que llegué de la mano de Miquel Solá. Fue un año bonito porque llegamos a la final a ocho que entonces se jugaba. Creo que estaba mejor estructurada la competición y había muchísimo nivel, porque había mucho más dinero», relató el jugador.

«Al año siguiente me fui a Alicante para jugar en el filial, pero entre Chesco e Ignacio Encarnación me consiguieron una prueba con el CABA. Vine a un entrenamiento, gusté y me dijeron de jugar el partido de la Feria para decidir. Salió un buen partido aunque tuve que salir corriendo al final del tercer cuarto porque perdía el tren para volver a Alicante y en la misma estación llegamos al acuerdo verbal. A partir de ahí, mi relación con González fue como la de encontrar un padre adoptivo. Siempre salieron cosas para irme, pero era tan difícil tomar una decisión así cuando estás tan bien en un sitio que nunca pude decir sí a otras ofertas que quizás hubiesen sido mejor, o no, no lo sabremos», apuntó el ahora capitán del Albacete Basket.

Tal fue su integración en Albacete que encontró el amor y se casó con Ana y la familia aumentó con Máximo, que ahora tiene tres años. Un motivo más para echar raíces en nuestra ciudad. «Habría sido egoísta aceptar ofertas de otros sitios, algunos del extranjero, y tener que mover a toda la familia. Si estás bien en el lugar donde estás, no tiene sentido romper esa estructura para ir a otro lado».

Especial fue la relación que desde el principio le unió a José González, presidente del CABA y al que considera su padre deportivo. «Siempre me gustó su valentía por salir siempre adelante. Aprendí mucho, todos aprendimos mucho de él. Si hoy en día se están haciendo las cosas bien es por todos los fracasos que hemos tenido en el baloncesto de Albacete y de los que hemos aprendido. La clave era estar todos unidos, era lo que el público y Albacete quería y al final, después de varios fracasos y también éxitos, aprendimos que la mejor manera es la de ir todos juntos, que ese es el camino».

González fue uno de los que le metió en la cabeza que el baloncesto se acaba, que no puede ser lo único y que el tiempo libre había que aprovechar para estudiar. «Me dijo que debía crecer  culturalmente y la forma de hacerlo era estudiando y es lo que hice. Conocer a mi mujer también fue una de las cosas más extraordinarias de mi vida y fue la que dio una estructura en mi vida y me hizo sentar la cabeza, sobre todo a la hora de tomar decisiones personales».

ALBACETE BASKET. La irrupción del Albacete Basket fue un acierto que ha conseguido devolver a la ciudad el gran ambiente de baloncesto que se vivió en los años 80 y 90. «El fallecimiento de González fue un palo para todo el baloncesto de Castilla-La Mancha, porque lo manejaba todo de forma impecable, todo lo tenía en la cabeza, era un cerebro andante. Llegados a este punto, gente como López Vallés, Lisardo y demás se ponen a trabajar porque el CABA no podía desaparecer».

Unir el baloncesto de Albacete, una utopía unos años antes, parecía la solución no sólo para el CABA, sino para que el deporte de la canasta tuviera un regeneración que lo volviera a poner en órbita.  Finalmente se produjo, con el nacimiento del Albacete Basket, con gente como José Esteban Gálvez «que es otro cerebro andante» y ahí está el resultado. «Lo que más queremos es que haya baloncesto, que haya gente en el Pabellón y por casualidad dos equipos albaceteños logran el ascenso a Liga EBA. Ya estaba hablado, pero gracias a todo ese germen surge el Albacete Basket».

La respuesta de la afición ha sido espectacular y así lo destaca Fox. «No puedo comparar porque no sé como estaba antes, pero si hubiera 50 personas, como venían antes, yo ya no estaría jugando, ¿Para qué?. Ahora somos responsables de 1.000 personas y no podemos defraudarlas, porque sin ellos no somos nadie».

Una de las premisas de Alfredo Gálvez como entrenador del Albacete Basket es el máximo respeto a la afición, y así lo reafirma Fox. «No sólo tenemos que ganar, también hacer un buen baloncesto para que disfrute la afición, es la filosofía que nos impone Alfredo. El técnico defiende el respeto a la afición, el respeto entre los jugadores, entre los directivos».

PEÑA. El cambio de nombre de la peña ha calado hondo en el corazón de Diego Fox, que no se enteró hasta el final del partido. «Es un orgullo, una responsabilidad. Me dijeron que me iban a aplaudir, yo acudí y me sorprenden con la pancarta y los papelitos, pero no leo el texto. Lo agradezco, pero estoy con la mente en el partido. Luego, ya en la ducha, llega Manolo Blázquez y me dice que fuerte lo tuyo. Pongo cara de sorprendido, pregunto y me dice pues eso de cambiar el nombre a una peña que tiene más de 25 años ¿Cómo? ¿Estamos locos? No me lo podía creer. Fue uno de los momentos más felices de mi vida».

Cuestionado por como se puede mantener ese espectacular estado de forma con 37 años, Fox dijo que «no tengo condiciones, no soy alto, por eso tengo que trabajar siete veces más que el resto. No tengo vacaciones, me tomó dos días, pero luego durante el verano me impongo un trabajo diario muy fuerte. Si te respetan las lesiones uno puede seguir hasta cuando quiera, no tienes límite, pero hay mucho sacrificio».