"¡Sal, airea y ríe!"

A. M.
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La delegación española de la Fundación Ana Frank trae a la Biblioteca Pública del Estado una exposición sobre el diario de esta joven alemana, con el objetivo de fomentar la tolerancia, el respeto mutuo y la democracia

Uno de los rincones del Museo Casa de Ana Frank en Ámsterdam. - Foto: Casa Ana Frank

Era un día muy esperado. Cumplía 13 años y recibió como regalo un diario. Un inocente cuaderno de tapas rojas que con los años se convertiría en un referente contra el antisemitismo, el racismo y la discriminación y un monumento mundial para recordarnos el fatídico Holocausto contra los judíos.

La joven Ana Frank dejó por escrito todo lo que ocurrió en la casa de atrás, la vivienda de Ámsterdam en la que se escondió junto a su familia de la persecución nazi. Pero también dejó negro sobre blanco sus sentimientos y pensamientos. Escribió cuentos, comenzó una novela, anotó frases y citas que posteriormente reescribió en una sola historia que tituló La casa de atrás, aunque en español se publicó como El diario de Ana Frank.

Para que su memoria no caiga en el olvido, la delegación española de la Fundación Ana Frank, gestionada por Juan Parra, ha organizado en la Biblioteca Pública del Estado de Albacete la exposición Ana Frank, una historia vigente que, además de contar la historia de esta joven alemana en el contexto del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial, muestra imágenes de la infancia de Ana en Frankfurt y Ámsterdam, el surgimiento del nacismo, la persecución de los judíos y la reacción de la población.

Era un 5 de julio de 1942 cuando la hermana de Ana, Margot, recibió un aviso para presentarse a trabajar en la Alemania nazi. Al día siguiente, sus padres decidieron esconderse y pasar a la clandestinidad en la casa de atrás de la compañía del patriarca, en la que comercializaba pectina, una sustancia para la preparación de mermelada.

 

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