Vodafone España comunicó ayer a los representantes de los trabajadores la apertura de un procedimiento de despido colectivo (ERE) que afectará a un máximo de 1.200 empleados, el 24% de la plantilla. «Es una medida difícil pero necesaria», planteó en una carta a los trabajadores el CEO y presidente, Antonio Coimbra.

La empresa justificó los ajustes de plantilla con razones económicas, productivas y organizativas, y explicó que persigue «revertir la negativa evolución del negocio», con caídas en los ingresos y el resultado en el primer semestre -abril a septiembre- de su año fiscal, últimos datos conocidos.

En este contexto, la guerra del fútbol y los cambios de tarifas han castigado fuertemente a la operadora. En este período, la compañía perdió casi 100.000 clientes en televisión; los ingresos bajaron el 5%, a 1.206 millones; y los márgenes sobre el Ebitda cayeron el 7,5%. Todo ello, obligó a la empresa británica a revisar a la baja el valor de sus activos en España.

En esta decisión, también pesan «las actuales expectativas de los usuarios, que exigen una relación ágil, sencilla e inmediata, llevan a Vodafone a buscar un modelo más simplificado», apuntó Coimbra.

La compañía argumentó la necesidad de «diseñar una organización más competitiva y mejor adaptada a lo que piden los clientes» en el actual contexto de mercado, donde la demanda de servicios sigue creciendo de forma exponencial, pero los precios no aumentan con cerca del 50% de sus altas brutas asociadas a ofertas low y medium cost.

La operadora convocó a los representantes de los trabajadores para iniciar a finales de enero el período de consultas, que se prolongará durante un mes. En el proceso, buscará «el mejor acuerdo posible tanto para los empleados españoles como para la empresa».

Los 1.200 trabajadores que saldrán son uno de cada cuatro de los cerca de 5.100 que emplea. Vodafone ya recortó en 2015 su plantilla en unos 1.000 trabajadores tras integrar a la operadora ONO, que adquirió en 2014, y antes, en 2013, en unos 900.

UGT, sindicato mayoritario en la empresa, rechazó «frontalmente el ERE y cualquier medida forzosa» que pueda afectar a los empleos.