Yeste cura sus quemaduras

A.M.
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En agosto se cumplen 20 años del incendio más grave ocurrido en la provincia • El paraje afectado se encuentra recuperado al cien por cien gracias al rebrote de especies autóctonas y a la reposición de pinos

Aspecto actual que presentan los alrededores de la localidad serrana de Yeste. El 85% del término municipal cuenta con algún tipo de protección. - Foto: Oficina de Turismo

Era 7 de agosto de 1994. Domingo. Sobre las 17,27 se daba la alarma de fuego en el Vado de Tus, en Yeste. Horas más tarde se procedía al desalojo de campistas y veraneantes que se encontraban en la zona y de vecinos de las pedanías de Las Fuentes y Raspilla. El fuerte viento y el origen del fuego en una umbría escarpada muy poblada de pinar alto, dificultó la extinción de las altas llamas. Seis días más tarde, el incendio, el más grave sucedido en la provincia de Albacete, quedaba controlado. En conclusión, 12.000 hectáreas de masa forestal quedaron arrasadas por el fuego.

En los 10 años siguientes, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, junto con la Universidad regional, estuvieron trabajando en la limpieza y fomento de la regeneración natural de la zona afectada, al tiempo que se realizaron algunas repoblaciones en aquellos espacios donde el rebrote natural no se produjo, espacios que por cierto registraban reiteración de incendios.

Así fue como en 2004 la Junta de Comunidades daba por recuperada la masa forestal afectada en Yeste, iniciando seguidamente un proceso de  tratamientos selvícolas en lo repoblado, debido a que este municipio cuenta con una densidad forestal muy alta, un número de pies por hectárea «tremendo» que requiere de estos tratamientos para garantizar el crecimiento ordenado de esa regeneración e intentar evitar, incluso, el peligro de incendio: «Después de 20 años tenemos un monte muy denso; si se volviese a producir otro incendio sería catastrófico porque ya no tiene capacidad de regeneración», asegura el jefe de Montes y Espacios Naturales de Albacete, José Luis Fernández.

Un escenario que corrobora la alcaldesa de Yeste, Estíbaliz García, que asegura que el monte quemado se ha recuperado «muy bien» en estas dos décadas, a excepción del Monte Ardal, cuyo crecimiento de vegetación repoblada va más despacio por tratarse de una zona de solana.

«Está todo muy verde», enfatiza la regidora yestera, que resalta el resurgimiento de especies autóctonas mediterráneas como la encina y la replantación que realizó tanto la Junta de Comunidades como la Universidad de Castilla-La Mancha, que han permitido que, 20 años después, las 12.000 hectáreas de sierra que fueron arrasadas por las llamas hoy estén recuperadas, quedando algo de crecimiento a los pinos carrascos. Estíbaliz García recuerda que aquel agosto de 1994, con el monte calcinado, la desesperación se apoderó de los vecinos y muchas familias decidieron emigrar, ya que muchas de ellas vivían de los recursos naturales del campo, especialmente de la madera. De hecho, antes del incendio, Yeste contaba con 5.000 habitantes censados, número que se rebajó hasta los 3.200 tras el grave siniestro.

Para su alcaldesa, el incendio fue «un punto de inflexión» porque los yesteros «sufrieron las llamas en sus propias carnes; se calcinaba una parte muy importante de ellos mismos».