Los vecinos de la plaza Miguel Ángel Blanco denuncian actos de vandalismo

JOSECHU GUILLAMÓN
-

La situación es insostenible en el número 15

Vecinos de la plaza Miguel Ángel Blanco ante los cristales rotos de su portal. - Foto: Rubén Serrallé

Cuando uno entra en la plaza Miguel Ángel Blanco, lo primero que le llama la atención es que algunos portales están cubiertos de una zona enrejada, no es de extrañar viendo el aspecto que presenta el portal número 15, donde los vecinos ya no pueden soportar los actos vandálicos que se cometen en las zonas comunes, día sí y día también.

El aspecto es desolador, la puerta del portal presenta un cristal roto y la cerradura destrozada, ya en el interior, hay muchos buzones que han sido arrancados, las cristaleras que  se ubican debajo de las barandillas también están rotas y agrietadas, hay basura y suciedad y lo peor de todo es que en varios puntos del portal hay excrementos humanos de alguna persona sin vergüenza, ni escrúpulos.

Algunos cristales rotos y los excrementos son de la noche anterior, pero como nos explica una de las vecinas, María Quiteria López Olivares «esto no es nuevo, ya estamos cansados de verlo y de tener que limpiar excrementos, es asqueroso».

No saben quienes son los autores de estos actos vandálicos y la cerradura que les han roto no ayuda a evitarlos. «Hay gente que se caga en el portal, aquí dejan la puerta abierta toda la noche, no sabemos quien, ni como, ni de que manera, entran y se cagan y tenemos que pagar la comunidad, a pesar del estado en el que está el edificio y de que la mitad de los vecinos están en el paro y sin cobrar y tenemos que ir a la iglesia a pedir cuatro lentejas para poder comer. Tenemos que pagar el alquiler y la comunidad cuando el edificio está abandonado, cuando hay personas que no tienen para comer».

Plagas. La suciedad a la que tienen que enfrentarse cada mañana, ha hecho que los bichos proliferen por todo el edificio. «Yo tengo mi casa como los chorros del oro y me aparecen cucarachas enormes. Los bichos nos están comiendo, rompiéndonos los electrodomésticos, aquí ha habido personas que han tenido que cambiar dos veces las cocinas por los bichos».

Además entre los bichos y el orín hay vecinos que han renunciado a usar el ascensor. «Esto está hecho una pena, hay personas enfermas que se niegan a meterse ahí».

Por todo ello, reclaman más vigilancia policial y que les arreglen los daños sufridos.