Enormes nubes blancas de vapor se pueden ver cada vez más por las calles de las grandes ciudades, y no tan grandes, de nuestro país. Y es que el vapeo le va ganando poco a poco terreno al humo del tabaco como una de sus más firmes alternativas. Los cambios registrados en el sector en los últimos años, tanto técnicos y de diseño así como regulatorios, han otorgado a esta práctica una segunda oportunidad tras el boom que vivió en 2013, cuando se abrieron hasta 3.000 tiendas especializadas en España. De hecho, desde 2016, se ha constatado un renacimiento del vapeo, pero más estable y pausado, como una alternativa considerada menos perjudicial que el tabaco, y demostrada como una gran ayuda para los que quieren dejar de fumar.

A pesar de este nuevo crecimiento, se trata todavía de un negocio muy concentrado. Tanto es así que el 71 por ciento del consumo del vapeo se reparte entre Estados Unidos (el 10,93 por ciento de la población total), el Reino Unido (el 4 por ciento de la población total), Francia (el 2,4) e Italia (1,6). La normativa comunitaria determina la necesidad de registrar los nuevos productos en todos los Estados miembro con seis meses de antelación a la fecha de su lanzamiento.

En España solamente vapea un 1,2 por ciento de la población (cerca de 450.000 usuarios), pero la tendencia en los últimos años muestra que se trata de un sector al alza, y la facturación es un claro indicativo: en 2017, el sector facturó 70,5 millones, lo que supone un incremento nada menos que del 28,2 por ciento respecto al año anterior.