Importadores de tres continentes catan la calidad del vino de Albacete

E.F.
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La misión comercial inversa del sector vinícola alcanza su undécima edición y ya es «la más importante» de la región, según el presidente del Consejo de Cámaras de Comercio

El presidente del Consejo Regional de Cámaras de Comercio, Félix Aceñero, y la diputada provincial de Turismo, Raquel Ruiz, presentaron ayer la undécima edición de la Misión Comercial Inversa del Vino de Albacete, que este año celebra su undécima edición.

Esta misión es parte de las actividades que se realizan con cargo al convenio de colaboración entre las cámaras de comercio y la Corporación provincial, por valor de 100.000 euros anuales, con los que se organizan otras misiones comerciales, como el queso, las pinturas, el vino a granel o la de productos gourmet.

Aceñero, no obstante, señaló que «al cabo de 11 ediciones, se puede decir que la del vino en  Albacete es la misión inversa más importante de cuantas se realizan  en Castilla-La Mancha».

Este año, están representadas  todas las denominaciones de origen de la provincia, además de pagos vitícolas o bodegas de calidad amparadas por la marca de Vinos de la Tierra, hasta alcanzar los 20 participantes. En cuanto a los 18 importadores de este año, llegan desde 10 países tras pasar una criba previa.

«Se hace una selección previa, para garantizar que, cada año, vengan importadores con auténtico interés por los vinos que se producen en Albacete -explicó- y lo que buscan son dos cosas, calidad y un buen servicio, en todos los sentidos, por parte de la bodega».

Por su parte, la diputada precisó que, para garantizar la presencia de bodegas que, sobre todo, ofrezcan calidad, con independencia de su tamaño, se ha concedido un ayuda de 400 euros a los participantes de la provincia.

Por su parte, Satoshi Tsuneda, importador de vinos llegado desde Japón,  daba su visión de los vinos albaceteños: «de momento, he probado cuatro y me han gustado mucho, coinciden con lo que pide el mercado de mi país, que son vinos de alta calidad, con mucha personalidad, que se distingan del resto, y que tengan una gran historia detrás de ellos».

Explicó que, en Japón, el vino español tenía fama de ser muy fuerte, pero que en los últimos años han abierto brecha otra clase de vinos, menos duros, de mucha calidad y con una buena relación calidad-precio «por lo que tenía auténtico interés en conocer los vinos de esta provincia».