El origen del fervor

M.M.B.
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Sólo una vez al año se abre el camarín de la Virgen de Los Llanos, una ocasión que fue aprovechada por unos 5.000 albacetenses que quisieron ver de cerca las primitivas tallas de la Virgen y el Niño escondidas en el interior de la imagen

Tal día como hoy, pero hace 62 años, la Virgen de los Llanos recibió una corona. No era una corona cualquiera. Reza el himno, cuya letra escribió Ramón Bello, que era una corona hecha de cariño, el cariño del pueblo de Albacete. El fervor que se manifestó en aquella celebración, la de la coronación canónica de la Virgen de Los Llanos, es el mismo que ayer empujó a miles de albacetenses, se estima que entre 4.500 y 5.000, a pasar por el camarín que en la parroquia de San Juan custodia la imagen de la Patrona de la diócesis. Solo una vez al año es posible acercarse a la histórica talla y apreciar en su espalda esa breve abertura que deja ver las cabezas de la Virgen y el Niño de la primitiva talla. Esas que se descubrieron con sorpresa cuando, tras la Guerra Civil, se fue a restaurar a la maltratada imagen.