Una vez por semana dos brigadas de operarios se recorren todas y cada una de las zonas de juegos infantiles y no son pocas. Se contabilizan cerca de 80 espacios con balancines, columpios y toboganes para los más pequeños, además de los llamados parques biosaludables pensados en las personas adultas. La misión de estas brigadas es asegurarse que todo está en su sitio. Que no hay ningún columpio roto o un balancín en mal estado. La revisión ocular que se hace cada siete días se completa con una inspección funcional, es decir, se comprueba in situ que todo funciona una vez cada 15 días. Además, una vez al año se revisa que la estructura de los juegos y su cimentación es la adecuada. «Que el mobiliario urbano esté en buen estado, sobre todo estos juegos infantiles, es importante», recalcó la concejal de Medio Ambiente, Rosa González de la Aleja, quien subrayó la estricta normativa que deben cumplir para garantizar la seguridad de los usuarios, niños, y evitar peligros.