El Juzgado de Instrucción 4 de Granada, del que es titular el magistrado Antonio Moreno, dejó ayer en libertad con cargos a tres de los denunciados por supuestos abusos sexuales y decretó prisión eludible bajo fianza de 10.000 euros para el cuarto, el padre Román Martínez, supuesto cabecilla del grupo, quien abonó dicha cantidad y quedó igualmente en libertad. El juez instructor les imputa distintos delitos contra la libertad e indemnidad sexual, tal y como reclamaba la Fiscalía.

Los declarantes, tres sacerdotes y un seglar, profesor de Religión, fueron denunciados por un joven de 24 años que les acusa de presuntos abusos sexuales, así como por un testigo que vio las vejaciones en la Archidiócesis de Granada.

Los acusados declararon a lo largo de todo el día ante el magistrado tras permanecer dos días incomunicados en la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental, desde donde fueron trasladados de uno a uno al Juzgado.

El togado, que aceptó todas las peticiones que formuló el Ministerio fiscal, les impuso, además, medidas de alejamiento y de prohibición de comunicación para los imputados con respecto a los dos denunciantes. Asimismo, como medida cautelar, los tres sacerdotes y el profesor de Religión tendrán que comparecer en sede judicial cada 15 días.

Ahora, continúa la investigación, que sigue bajo secreto de sumario, aunque el magistrado destacó las «dificultades procesales» en la causa, refiriéndose a la «tardanza» en la interposición de las denuncias, según informaron fuentes judiciales.

Al término de las declaraciones, las abogadas de oficio de los denunciados -que dejarán de serlo una vez que se personen el letrado que han elegido, el penalista Javier Muriel, de un despacho marbellí- destacaron que éstos se encuentran «muy felices» por el resultado de la jornada, aunque «cansados», e indicaron que ellos han defendido su «inocencia» ante las acusaciones.

El fiscal encargado del caso, Francisco Hernández, criticó que hayan trascendido detalles de la causa y se hayan publicado porque la investigación «se ha podido ver comprometida».

Mientras, el abogado Muriel, que ha participado en casos como el de Malaya, confirmó que los acusados recibieron «con absoluta sorpresa» la denuncia del joven que informó hasta al Papa Francisco de los presuntos abusos a los que había sido sometido y anunció que defienden su inocencia.

Por otra parte, ayer se registraron pintadas con acusaciones de pedofilia y pederastia en la parroquia San Juan María Vianney, situada en el barrio granadino del Zaidín, donde oficiaba misa uno de los detenidos, el padre Román.