Las claves del descenso del Albacete

Juan Carrizo
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Perder la categoría en una competición como la Liga Adelante, con 42 jornadas, no es flor de un día, sino que viene provocado por una sucesión de errores en cadena que empiezan, sin lugar a dudas, en la formación del equipo

La liga es la competición de la regularidad. Nada se produce por el azar o la fortuna. Estar arriba o abajo no es flor de un día, es fruto del trabajo bien hecho o  de un cúmulo de desastres. El Albacete Balompié consumó el pasado miércoles su descenso a la Segunda B, un doloroso retorno a una categoría en la que se volverá a sufrir mucho por la falta de recursos y lo complicado que es salir.

Hablar de las claves que han llevado al Albacete a esta pérdida de la categoría  sería posiblemente interminable, pues son muchos y variados los problemas que se han ido sucediendo a lo largo de un año cargado de trabas en el camino, ya fuera por las lesiones o simplemente por el bajo rendimiento de un gran número de jugadores.

Es ahí precisamente donde radica quizás la principal de las claves, una mala confección de la plantilla, a todas luces de peor calidad que la pasada temporada, en la que ya costó mucho evitar el descenso. Nadie tiene la varita mágica para acertar con los fichajes, pero obviamente el margen de error es menor si se trabaja sobre seguro, algo que no ha hecho el Albacete al contratar muchos jugadores en fase de proyecto de futbolista, con escasa experiencia en la categoría y a los que la Segunda se les ha quedado grande, a tenor con los resultados.

Excesiva fragilidad defensiva, demasiados goles encajados, falta de efectividad en la defensa, jugadores que tardan una eternidad en recuperarse de una lesión, con continuas recaídas, son algunos de los factores que han llevado al Alba a la Segunda División B.