En septiembre de 2017, y como complemento al 'Plan Adelante', el Gobierno regional anunciaba la puesta en marcha del programa Financia Adelante, un conjunto de programas de financiación cuyo objetivo sería atender las diferentes necesidades de las empresas en las distintas fases de la evolución de las mismas, según explicaban desde la Consejería de Economía, Empresas y Empleo. El mismo día de su presentación, la titular del ramo, Patricia Franco, definía a 'Financia Adelante' como «una herramienta estratégica para llevar la mejora de las condiciones económicas de las empresas, la activación del empleo y el apoyo a las zonas desfavorecidas».El proyecto está estructurado en las tres fases que se corresponden con el ciclo vital de las empresas: la inicial, la fase de desarrollo y la fase de crecimiento y consolidación. Cada uno de estos períodos se sustenta en diferentes programas de financiación, tanto específicos como transversales, adaptados según el momento y las circunstancias. Así, la fase inicial aglutina dos programas, Adelántate e Ifunding. La fase de desarrollo, por su parte, la componen seis programas: Nueva Implantación Empresarial, Adelanta el Retorno, Continúa Adelante, Tecnología e Innovación, Internacionalización y Financiación de Inversiones. La fase de crecimiento y consolidación cuenta con el programa de Adelante Fusiones para la financiación de empresas que quieran expandirse en procesos de compra y absorción. Transversales a todas las fases temporales se encontrarían los programas de avales financieros, avales técnicos, préstamos participativos y la participación en capital.La dotación presupuestaria del programa Financia Adelante asciende a 95,5 millones de euros. Esta cantidad pretende conseguir, también consolidar, miles de puestos de trabajo en Castilla-La Mancha. «De este plan se han beneficiado hasta la fecha 182 empresas y las ayudas concedidas por el Gobierno regional han ascendido a 28,3 millones de euros. Este dinero, además, supone una inversión asociada de 257 millones que ha producido un efecto multiplicador en las inversiones que se realizan en nuestra región», explica Franco.En las líneas de financiación de los programas participan varios organismos públicos que dependen del gobierno regional, como el Instituto de Finanzas de Castilla-La Mancha, la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Castilla-La Mancha, Aval Castilla-La Mancha o Red Goban. «El modelo del programa Financia Adelante está facilitando a los jóvenes el inicio de su actividad y también está permitiendo que las industrias y las pymes ya consolidadas puedan realizar sus inversiones con financiación suficiente y sin temor ante posibles estrangulamientos por la falta de crédito».Una de las principales metas de la Consejería de Economía es acabar con los problemas derivados de la dependencia del crédito. Las líneas de financiación propuestas pretenden diluir el peso de la banca tradicional. Las restricciones a las que se han enfrentado decenas de pequeñas empresas en los años anteriores, marcados por una crisis económica recién superada, han servido de inspiración a un proyecto que pone al sector público como fuente o garantía de liquidez. «Las necesidades financieras de las empresas, especialmente de las pymes, todavía son altas, y aún mayores las de las pequeñas empresas, los emprendedores y la gente joven que quiere iniciar una actividad, que no cuentan con las suficientes garantías y que, por tanto, pueden encontrar dificultades en la banca comercial».varios productos financieros. Desde el Ejecutivo regional han puesto a disposición de pymes, autónomos y emprendedores un catálogo de productos financieros que incluyen préstamos ordinarios, avales y garantías, préstamos participativos y participaciones en capital. El programa Financia Adelante apoya la creación de empresas, respalda proyectos ya existentes que desean ampliar sus capacidades y favorece el retorno de emprendedores que operan fuera de la región o se hayan establecido en el exterior, entre otras posibilidades.«Lo primero que hacemos es ver el plan de viabilidad; después nuestro analista financiero lo analiza y a partir de ahí establecemos cuáles son las fórmulas de financiación adecuadas. Ahí nuestro experto decide si es mejor un préstamo, la concesión de un aval o la participación en el capital de la nueva empresa», explica Franco sobre el proceso en su primer estadio.La evaluación de las ideas que realizan los técnicos de la Consejería es parte fundamental del proceso. Entre los 95,5 millones presupuestados hay dinero para préstamos participativos o participaciones en el capital social en los proyectos que se impulsan, siempre sometidos al control de los expertos de Economía. «También disponemos de herramientas como la concesión de avales o garantías que, en nuestro caso, desde la administración pública, suponen un apalancamiento de fondos en la banca privada. Si entendemos viable o sostenible un proyecto recibe el aval público. Los concedemos de hasta 600.000 euros. Estamos viendo cómo crece el número de avales concedidos: hemos concluido el año 2017 con 88 avales. Cerramos más operaciones y llegamos a más empresas y emprendedores».Franco sí observa un patrón que se repite. En función del sector, «la financiación se ha destinado mayoritariamente a la industria manufacturera, que realiza las inversiones más grandes y tiene necesidades mayores; también se han apoyado actividades relacionadas con el comercio y la agricultura, dado que somos una región en la que el sector agrícola sigue manteniendo su importancia y cuyo peso se tiene en cuenta desde la Administración». Respecto al tipo empresa que ha recibido el dinero público, «el grueso de proyectos de financiación ha ido a parar a pymes inversoras que ya operan en la región y que necesitan invertir, copando el 55% del total de proyectos de concedidos; tras las sociedades irían los emprendedores, con el 27%».