Noguerol: «Le tengo cariño al Celta, pero el equipo de mi vida ha sido el Alba»

Juan Carrizo
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«La última etapa con Luis César ha sido muy especial; la mayor alegría de mi carrera va unida a él»

Con el cierre de la temporada 14-15  colgaba las botas Fran Noguerol, capitán del Albacete en los últimos años y jugador carismático que se quedará en el club, ahora como entrenador del equipo filial. Noguerol repasa para La Tribuna de Albacete sus 19 años de trayectoria, con 613 partidos oficiales disputados y 52.810 minutos acumulados, de los que una tercera parte los ha pasado en el Albacete Balompié.

¿Cómo se ven las cosas pasadas unas semanas?

No se si se llega a asimilar de todo. Ha sido media vida como futbolista y estoy todavía en ese proceso de hacerme a la idea. Tengo ya la mente en el filial y en la nueva etapa y eso me ayuda, porque se trata de mirar hacia delante, no de mirar hacia atrás. La oportunidad que me da el Albacete Balompié es buena y estoy más pensando en el futuro que en el pasado.

En 19 temporadas ha tenido una media de 32 partidos jugados, lo que significa dos cosas, que los entrenadores han confiado en usted y que le han respetado las lesiones.

Está claro que todo depende del rendimiento y de que le gustes al entrenador, lógicamente. Lo segundo es básico y yo he tenido mucha suerte. Cuando llegas a estas edades tan avanzadas es una mezcla de todo, porque a veces las lesiones son cuestión de suerte, sobre todo las más traumáticas, pero también está el cuidarse y eso lo he hecho desde que estaba en juveniles. He tenido la oportunidad de jugar muchos partidos, muchos minutos y en ese sentido estoy muy satisfecho.

¿Cuándo empezó a llevar el brazalete capitán?

Suele pasar cuando vas cumpliendo años y acumulando temporadas. Precisamente fue en mi primera etapa en el Albacete cuando fui por primera vez capitán. A partir de ahí también lo fui en Vigo y en esta última etapa en el Alba. No le doy mayor trascendencia.

Pero también hay que valer para ser capitán.

Yo lo he intentado hacer bien, porque siempre he considerado que ser capitán es una responsabilidad. Hay mucha gente que quizás lo quiere llevar por figurar, porque parece que seas algo más y yo siempre lo he considerado un marrón, un cargo de responsabilidad, porque eres el representante del vestuario con el club y siempre hay conflictos. Además, llevar el brazalete te hacer ser un ejemplo para tus compañeros; a veces también tienes ganas de estar enfadado, pero te cortas porque eres el capitán y tienes que dar ejemplo.

Tuvo la oportunidad de debutar en Primera y, aunque fue un paso efímero, llegó a jugar competiciones europeas y tiene un título, la Intertoto.

Es testimonial. Puedo contar a mis nietos que jugué en Primera, pero en ese momento era muy difícil meter la cabeza en el Celta viniendo desde abajo. Para los que éramos de aquella quinta tuvo  mérito formar parte de la plantilla del Celta en aquellos años, pero yo me considero jugador de Segunda, que es donde he desarrollado la mayor parte de mi carrera.

¿Volver después al Celta de Vigo fue especial?

La verdad es que sí, pero también fue la etapa más dura. La obligación era subir y el primer año fue muy malo. Volvía allí, a mi casa, y deportivamente lo pasé muy mal. Siempre he intentado implicarme en todos los sitios, pero en Vigo tengo a la familia, muchos amigos, y es complicado aislarse del entorno, como a lo mejor puedo hacer en Albacete. Fue un honor volver al Celta, pero también fueron los dos años en los que más he sufrido en toda mi carrera.

Ha estado en ocho equipos y en tres ha repetido experiencia, lo que quiere decir que dejó un buen sabor de boca.

Por mi manera de ser hubiese echado toda mi carrera en el mismo equipo, pero las circunstancias hicieron que fuera cambiando y eso puede dar la sensación de que estás a otra cosa, que miras más lo económico, pero son circunstancias que ahora rodean el fútbol. Igual que he estado seis años en el Alba me habría gustado estar aquí toda mi carrera, o haberla hecho en el Celta, porque me gusta la estabilidad. Es cierto que he jugado en muchos sitios y estoy orgulloso de haber conocido a mucha gente y muchas ciudades, algo que me ha enriquecido mucho.

¿Volver al Albacete en Segunda B fue una apuesta arriesgada?

Estaba a punto de cumplir 35 años y venía del Girona, de jugar sólo 20 partidos, así que tampoco tenía mercado en Segunda, soy sincero. Es probable que aunque  hubiera tenido alguna oferta igualmente habría vuelto aquí; no me equivoqué, el tiempo me ha dado la razón. No me arrepiento en absoluto porque estos últimos cuatro años han sido los que más he disfrutado y además era un reto porque vivimos momentos en los que veíamos que el club desaparecía y haber colaborado un poquito a que ahora el club esté en otra situación me hace sentirme muy orgulloso de esta etapa.

Imaginaba realmente que se podía conseguir el retorno a Segunda División.

Es algo muy complicado. El primer año teníamos muy buen equipo. Creo que fue la mejor plantilla de las tres de Segunda B y aunque en liga fuimos un poco irregulares, creo que nos merecimos ascender. El equipo estuvo muy bien en los play off, competimos mejor que el año en que subimos, pero el fútbol es caprichoso. Tocaba el año pasado, pero con Gómez el primer año el equipo estuvo increíble; encajamos un gol en cuatro partidos y nos echó el Cádiz en los penaltis. Ese año nos hubiésemos merecido subir. Luego pasó todo lo que pasó y el trabajo que se hizo después me hace sentir muy orgulloso de esta etapa. Ascendimos cuando menos se pensaba porque ese verano el equipo desaparecía y luego logramos ascender. Hablamos de la salvación para una institución que va a cumplir 75 años. Haber aportado mi pequeño granito de arena en la historia de este club ha sido un buen colofón para mi carrera.

Un tercio de su carrera lo ha pasado el Albacete Balompié.

Le tengo mucho cariño al Celta, pero al final el equipo de mi vida ha sido el Albacete, por partidos, por experiencias, por vivencias, por sentirme bien y no es casualidad que acabé mi carrera aquí y me ofrezcan seguir en el club, porque es el sitio donde más respaldado y querido me he sentido. A ver si ahora en la nueva etapa también podemos tener estabilidad porque estoy muy cómodo en la ciudad. Ahora, en otra faceta, intentaré que el club siga creciendo.

Han sido muchos partidos y muchos minutos.

La verdad es que sí. Y ahora se trata en esta nueva etapa de aprovechar todos esos partidos, esos minutos, esas vivencias, para intentar transmitir. No te garantiza nada, pero si uno es medianamente listo puede aprovechar como entrenador toda esa experiencia como jugador. Tengo muy buenos recuerdos y parece que fue ayer cuando empezaba. Hay un choque de sentimientos difícil de asimilar, que de momento estoy llevando bien.

Ha conocido a muchos entrenadores. ¿Con cuál se queda?

Coges un poco de todos. El entrenador que tuve en el Pabellón de Orense, equipo juvenil, Cándido Gómez, me hacía jugar de líbero y esa posición y ese año me marcó. Me hizo luego ser un central más de colocación que de choque. Luego está Javier Maté, entrenador del filial del Celta, ascendimos a Segunda B y me marcó mucho. He tenido muchos entrenadores como Ferrando, D’Alessandro, de todos coges algo. La última etapa ha sido especial con Luis César, porque fue compañero mío como jugador y tenía ganas de trabajar con él. Su método de trabajo es por donde va el fútbol actual y le tengo especial cariño, ya que también ha sido un factor importante a la hora de sacar al Alba de la situación en la que estaba. Supo afrontar muy bien la situación y logra el ascenso. La mayor alegría de mi carrera va unida a él.

Y respecto a futbolistas, porque la convivencia en un vestuario no debe ser fácil.

Es muy complicado porque hay más gente descontenta que contenta, porque hay más suplentes que titulares. Es una de las labores más complicadas que tiene el entrenador. He tenido muy malos compañeros, malísimos, y muy buenos. Esta última etapa en el albacete ha sido increíble, con vestuarios muy buenos, que ayudan muchísimo. Seguramente en los vestuarios del Real Madrid o el Barcelona no importa que se lleven bien o mal porque es otro mundo, pero aquí en Segunda un vestuario bueno hace que vueles,  da muchos puntos. Uno de los años en Elche dejé de pelear por un mal vestuario y en Vigo casi descendemos a Segunda B por un mal vestuario. Un mal vestuario me arruinó la opción de ascender a Primera con el Elche y casi me hace descender a Segunda B con el Celta, un vestuario infumable. En el Albacete el vestuario ha sido una bendición en estos cuatro años, destacando además que no han sido nada fáciles.

Cuál es el mejor recuerdo que se lleva?

Siempre son los ascensos, el que tuve con el Racing de Ferrol en la 1999-2000 y ahora con el Albacete, ya intuyendo que estás al final de la carrera, llevarte esa alegría, ver la ciudad volcada. El debut en Primera, que lo miré ayer, fue el 4 de noviembre del 2000 en un Celta-Málaga, pero es algo testimonial porque no he sido un jugador de Primera. Por eso me quedo con los dos ascensos. Luego tienes miles de vivencias, porque he conservado hasta el último día ese hormigueo en el estómago cuando llegas al vestuario antes de cada partido. Estoy seguro que lo voy a echar de menos.

¿Nunca ha perdido la ilusión?

Es que si pierdes la ilusión con 33 años estás retirado. Yo la sigo teniendo, porque tanto mental como físicamente me veo preparado para seguir jugando y lo hubiera hecho, pero el club no me veía en esa faceta y tenía claro que no quería irme a otro sitio, a Segunda B. Hasta el último día he estado entrenando a tope y de eso también puedo estar orgulloso.

¿Pero habrá tenido también malos momentos?

El primer año de vuelta al Celta fue realmente malo. También tuve un año malo con el filial del Celta, pues después del año que subimos al siguiente descendimos, lo que pasa es que como eres un chaval estás más pendiente de tu proyección y después del descenso pude hacer la pretemporada con el primer equipo, con lo que te marca menos. La temporada 08-09 en el Celta, que casi descendimos, fue sin duda el peor momento de mi carrera, porque yo iba con otras expectativas, pero más allá de eso tampoco recuerdo muchos malos momentos; en eso también he tenido suerte.

¿Cómo se está preparando para el cambio de chip de jugador a entrenador?

Estoy en ese proceso. Creo que lo estoy llevando bien, porque es un privilegio y una responsabilidad. El club ha confiado en mí y yo quiero hacerlo bien. Todavía no he empezado y ya me he dado cuenta de lo diferente que es. Como jugador uno se centra en jugar, entrenar y cuidarse, pero ahora tienes que organizar. De ti depende la metodología, la planificación, la preparación de los entrenamientos, los partidos; tienes muchas cosas en las que pensar. La oportunidad que me dan es muy buena porque no me ha dado tiempo a pensar en el pasado y me dan la opción de pensar en el presente y en el futuro, lo que es bueno a nivel mental.