¿Por qué ese título tan extraño?

La película está ambientada en Albania, por una razón, mi padre en los años 70 era militante comunista, ligado a la lucha antifranquista y fue invitado por el Gobierno de Enver Hoxha, el dictador albanés, junto con una delegación del Partido Comunista Marxista Leninista. Aquel viaje le supuso un shock brutal porque lo que esperaba encontrar no lo encontró y vino con una crisis ideológica importante.

Ese relato, esa historia de su viaje me ha acompañado toda la vida, fotos, testimonios, libros, un montón de material e historias que me fue contando y he crecido escuchándolas, esos meses que pasó en Albania y lo que conoció. Me parecía un material interesante para contar una historia y cuando se presentó la oportunidad de realizar el largo, me lancé porque había elementos para hacer  una película diferente, con la perspectiva de un europeo occidental en Albania.  

Rodó en Albania. 

Así es, rodé en Albania en 2016, fueron 20 días y todos los exteriores y algunos interiores son de allí, con actores albaneses; el resto lo hice en Alicante. 

Me manejaba en inglés e italiano, pero la gran suerte es que teníamos el contacto que nos abrió las puertas de Albania, la voz de Radio Tirana para España y Latinoamérica, un viejo contacto de mi mi padre que nos ayudó mucho, Elsa Bakshevani, productora asociada. Ella es traductora y está difundiendo el español en Albania, con mucha fuerza.  

¿Una historia de terror?

Mi película, en formato de docudrama, en esencia es una historia de misterio, con dosis de  terror, que incorpora muchas reflexiones, habla de política, religión, de la historia reciente de Albania, los últimos 40 años, también con un repaso a lo que ha cambiado. 

Ese género, misterio, terror, me ha servido como vehículo para contar todo lo demás, porque la historia al final, habla de un asesinato y de los motivos que llevaron a los asesinos a cometerlo; motivos que son en apariencia sobrenaturales.  

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