Con el nuevo año, se renuevan ilusiones y es el momento de recoger lo sembrado durante el año que ha terminado, siendo en el caso de los toreros, comenzarla con nuevos aires e intentando que sus buenas actuaciones, aunque las circunstancias hayan hecho que no sean muchas las oportunidades, sirvan para poder ser incluido en alguna feria que suponga cierto despegue en su carrera. El caso de Andrés Palacios es singular, ya que sin apenas haberse vestido de luces durante las pasadas temporadas, demostró en Albacete, con ganado exigente, que su puesto no debe estar abajo, sino en otro sitio de mayor privilegio, ya que dejó a los aficionados con la ilusión de los que tienen a un torero distinto, con personalidad y sobre todo mucho gusto en su concepción del toreo.