Un invierno más, el espectáculo de los contenedores de basuras ardiendo se deja ver en las calles de Ontur pero, a diferencia de lo que sucede en muchas otras poblaciones, no se trata de un problema de vandalismo, sino de imprudencia, según explicaba el alcalde, Francisco Vizcaíno Miralles.«En nuestra localidad, aún son habituales las chimeneas y los braseros de lumbre -señalaba el primer edil- y algunas de las personas que los usan arrojan las cenizas a la basura sin antes se cerciorarse de que no quedan rescoldos, lo que no siempre hacen y provoca que el contenedor salga ardiendo». Vizcaíno remarcó que, si las cenizas están mal apagadas, arrojarlas al interior de un contenedor con materia orgánica «es un peligro» porque toda esa materia es un combustible en potencia, lo que supone todo un riesgo para las personas y los bienes.