Cinco siglos del templo inacabado

MAITE MARTÍNEZ
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En este 2015 se celebran el 500 aniversario del inicio de las obras de la Catedral, un edificio que a lo largo de los tiempos se ideó con dos columnas más de las que tiene y con una torre sobre el campanario que no se llegó a hacer

A 12 metros de altura, sobre las bóvedas de la Catedral, se aprecia el armazón más reciente, hecho en hierro, y el antiguo, de madera. - Foto: José Miguel Esparcia

Hace 500 años, la villa de Albacete tenía 4.000 almas y su parroquia de San Juan, un templo mudéjar se había quedado pequeño. Se acordó construir una nueva iglesia, pero hundiendo la vieja por tramos para no dejar sin servicio a los fieles, razón que explica en parte lo prolongado de sus obras. Allá para 1515, se estima, dieron comienzo las mismas.

Cinco siglos después, el templo puede decirse que aún está inacabado. Si nos fijamos en los planos que en 1942 trazaron Julio Carrilero y Manuel Muñoz al proyectar el tercer tramo de este templo, la fachada principal estaría sin concluir. Las obras se pararon por razones económicas y ahora no hay intención de terminarlas. «La torre que tenemos está inacabada, pero es bonita y hoy es ya un emblema de Albacete», opina Julián Ros, quien añade «como párroco de San Juan, por lo que de mi dependa, no hay intención de concluir aquel proyecto, la prioridad ahora es poner en conocimiento lo que tenemos». Que no es poco.

Sus cuatro esbeltas columnas de 13,5 metros de altura, -«quizá las más bellas del Renacimiento español» en palabras del historiador Luis Guillermo García-Saúco-, y la tela de 975 metros cuadrados pintada por el presbítero Casimiro Escribá, del que se dice es el mayor lienzo del mundo pintado por una sola persona, son los dos elementos que más atraen a quienes visitan la Catedral asistidos por los guías voluntarios.

El hongo atómico. El primer obispo de Albacete, Arturo Tabera y Araoz, encargó a este cura de Ayora estas pinturas murales para cubrir las paredes, hasta entonces desnudas. Seis años tardó en pintarlas, lo hizo en su casa natal, sobre telas de dos metros de ancho que después se colocaron sobre las paredes adaptándose a capillas, ventanales, columnas y cornisas. Un 7 de septiembre de 1962 se dio por terminada esta obra que no deja indiferente. Tanto por su tamaño, como por su contenido. Pasajes bíblicos se mezclan con escenas cotidianas y elementos singulares, y hasta extraños. La explosión de la bomba atómica, el monte Fujiyama de Japón y hasta un rascacielos de Nueva York, pueden encontrarse en este inmenso mural. Pero todo, aunque no lo parezca, tiene su valor simbólico, su razón de ser.

No obstante, desde el punto de vista arquitectónico, las columnas es lo que más impresiona. La Catedral se las debe a Diego de Siloé, a quien se trajo a la ciudad en 1538 para dar solución al hundimiento de las casi recién construidas bóvedas. Su excesivo peso y la mala calidad de la piedra de los pilares que las sostenían aconsejaron sustituir éstos por las columnas actuales. La intención, según un plano trazado en 1597, era construir un templo con dos columnas más y un nuevo tramo para tener una iglesia más amplia todavía. Ese par de columnas, a la vista está, no se llegó a hacer.

No habrá sido por falta de deseo, pues varios fueron los intentos. La construcción estuvo dos siglos sin avanzar, hasta que en 1690 se hicieron las bóvedas restauradas en fechas recientes. La terminación del templo, tal y como hoy lo conocemos, no se retomó en serio hasta principios del siglo pasado. En 1918 se demolió lo que quedaba de la vieja iglesia medieval y se decidió construir un tercer tramo, pero ya sin esas dos columnas.

Tras el trágico paréntesis de la guerra civil, -el templo fue incendiado y utilizado como almacén-, al fin se retomaron las obras ya en la posguerra y se dieron por finalizadas en 1948. Al año siguiente, en noviembre de 1949, el papa Pío XII creó la diócesis de Albacete y la vieja parroquia de San Juan pasó a ser también catedral. En 1950 llegó el primer obispo y seis años después se coronó a la Virgen de Los Llanos como patrona. La última intervención importante se terminó en 2010. Tras dos años cerrada al culto, las bóvedas de la catedral amanecieron brillantes tras ser restauradas. Se aprovechó la intervención para retraer el presbiterio a su lugar original y sustituir el sistema de calefacción, que ahora es de suelo radiante.

Órgano y columbario. Quedará para el recuerdo de la conmemoración de este quinto centenario la restauración del órgano y, si se obtiene el visto bueno de la Comisión de Patrimonio, una vidriera que dará color al rosetón que hay sobre la puerta principal. Aprovechando la intervención en este lugar, habilitarán un columbario donde podrán depositar las cenizas de sus seres difuntos los feligreses albacetenses que lo deseen. Este «lugar símbolo de la esperanza en la resurrección», que estará debajo del rosetón y detrás del órgano, se pretende que entre en servicio a partir de noviembre, mes de los difuntos.

El órgano restaurado se reestrenará con un significado concierto, pero habrá que esperar aún unos meses. Aunque esta misma semana podría empezar a montarse el instrumento, con las piezas recién salidas del taller de Carlos Álvarez, el restaurador turolense que lo desmontó el pasado mes de mayo, necesitan tiempo para volver a adaptarse a las condiciones de humedad y temperatura de la catedral.  

Exposición. Dentro de este singular aniversario, medio milenio de historia, se montará una exposición en la catedral para dar a conocer sus secretos, algunas curiosidades, y avatares históricos. El párroco de San Juan explicó que la idea es exponer al público documentos singulares, como los planos de 1942 donde figura la torre que no se llegó a construir; el acta notarial que acredita que en el interior de la imagen de la Virgen de Los Llanos se escondían dos cabezas, la de la Virgen y el Niño, o el juramento inmaculista que en 1624 hicieron los concejales del Ayuntamiento de Albacete reunidos en la capilla de la Purísima.

Julián Ros concretó que serán tres las fechas centrales de esta celebración, mayo mes en el que se eligió patrona a la Virgen de Los Llanos; junio, cuando se festeja San Juan y, como no, septiembre.