Por la vida eterna

A.M.
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La Biblioteca Pública del Estado guarda, gracias al Depósito Legal, todos los libros, catálogos, folletos y discos compactos editados en esta provincia

La desamortización de Mendizábal (1836) fue la causante de la creación de las bibliotecas públicas en este país. Los cientos de libros y documentos que se expropiaron a iglesias y conventos necesitaban un lugar donde conservarse. Fue así como surgieron estas garantes de la historia editorial española. Exactamente, el 7 de agosto de 1895 abría sus puertas la Biblioteca Pública del Estado (BPE) de Albacete, entonces en el instituto Bachiller Sabuco, hoy en la calle San José de Calasanz.

Estudios, préstamos y consultas son su principal actividad, pero la BPE encierra entre sus muros un interesante fondo patrimonial procedente de esta desamortización, que se codea con otra colección de libros locales que en su día reforzó la creación del Depósito Legal, una institución jurídica que garantiza la preservación, conservación y difusión de la cultura local, en este caso, libros y todo tipo de publicaciones impresas en cualquier formato.

Todo, absolutamente todo lo que se edita en España tiene Depósito Legal, de manera que el editor o impresor están obligados a entregar dos ejemplares a la Biblioteca Nacional, uno a la Biblioteca Regional y otro a la provincial. Así, por Ley, la Biblioteca Nacional tiene en sus estanterías todo lo que se publica en España;la Biblioteca Regional lo que se edita en Castilla-La Mancha; y la Biblioteca Pública del Estado de Albacete todo lo que se publica en la provincia. Y para asegurarlo, todas las comunidades autónomas gestionan una sección bibliotecaria que se encarga de vigilar y cuidar que todo lo que se publique y edite en cada territorio se deposite en las bibliotecas.

Todo esto tiene un único objetivo: «Que dentro de 500 años, estos libros sigan disponibles». Más conciso no puede ser el director de la BPE de Albacete, Juan Manuel de la Cruz, quien también puntualiza un aspecto muy importante del Depósito Legal: como la conservación es incompatible con el préstamo, ante el riesgo de pérdida o deterioro, esta sección bibliotecaria tiene unas medidas de seguridad especiales y un acceso restringido, que se autoriza de forma excepcional y en contadas ocasiones a personas que acrediten que necesitan consultar un libro concreto para un estudio o una investigación.

Por ley, estas publicaciones pertenecientes al Depósito Legal nunca salen de las bibliotecas y de tener que formar parte de una exposición, se firma un convenio y se formaliza un seguro.

Para garantizar esta conservación y, al mismo tiempo, no prohibir ni impedir el estudio de estos fondos, el Gobierno de Castilla-La Mancha creó la plataforma digital Bidicam, una base de datos regional de acceso libre y gratuito en la que se pueden consultar los libros más demandados por los lectores, pertenecientes a esta colección, que han sido digitalizados al completo. Eso sí: todos aquellos que están exentos de derechos de autor, derechos que caducan a los 75 años de la muerte del autor. En la actualidad, esta sección histórica y patrimonial de la BPEcuenta con 11.375 libros catalogados y archivados, entre los que se encuentran seis incunables -libros escritos antes del siglo XVI- y los procedentes de la Desamortización de Mendizábal.

De Sabuco a Macanaz. De la colección local con más envergadura histórica, es decir, libros y novelas publicadas por escritores nacidos en cualquier punto de la provincia de Albacete desde la aparición de la imprenta del alemán Gutenberg, destacan por su antigüedad las obras firmadas por Doña Oliva Sabuco de Nantes, pero escritas por su padre Miguel Sabuco (1525-1590). De Cristóbal Lozano se encuentra el libro El rey penitente.

No puede faltar en esta impresionante compilación la obra de Melchor de Macanaz (1670-1760), Regalias de los señores Reyes de Aragón, un discurso jurídico, histórico y político, publicado por primera vez por la Biblioteca Jurídica de Autores Españoles en 1879.

De Mariano Roca de Togores, Marqués de Molins (1812-1889), la Biblioteca Pública del Estado conserva las obras poéticas que publicó en 1857 y un periódico titulado El Belén y publicado en la Nochebuena de ese mismo año por la tertulia del Marqués de Molins.

Pocos años después nacía en Albacete Luis García-Herráiz Enguídanos, que firmó con el seudónimo Juan Ruiz el libro Lo manchego: páginas en verso, en 1876.

La Rosa de Oro, de Mariano Tomás (1890-1957) y Las novelas de hoy de Artemio Precioso (1891-1945) también forman parte del patrimonio histórico literario de la provincia de Albacete, recopilación en la que no falta la colección escogida de pacotillas, publicadas en La Voz Montañesa desde el año 1877 hasta 1895 de José Estrañí, y el libro El hombre que murió de un discurso, de José S. Serna.

El pasado mes de marzo, la Biblioteca Pública del Estado completó esta valiosísima colección de antiguos escritores locales con la adquisición, a un bibliófilo particular, de importantes fondos albaceteños, en los que se encuentran obras de Pedro Collado Peralta, un ejemplar -posiblemente único- titulado Relación de la gran victoria que consiguieron las armas del Rey Nuestro Señor en el campo de almansa, el día veinte y cinco de abril de mil setecientos y siete y una novela de 1741 de Cristóbal Lozano. Gerónimo de Almansa, la historia del vandido Francisco Ruiz, más obras de Melchor de Macanaz o la relación verídica del por qué se hizo famoso El Pernales, forman también parte de esta nueva adquisición.

escritores del xxi. Autores nacidos a partir del siglo XVI, cuyas obras hoy descansan en las estanterías del Depósito Legal de la BPE, donde conviven en armonía con la rabiosa actualidad, esa que nos marcan los autores de hoy. Eso sí, con notables diferencias: el hecho de que estos libros que pertenecen al Depósito Legal no puedan ser prestados a los lectores, origina que la Biblioteca Pública del Estado tenga que comprar uno, dos o tres ejemplares de los libros que ahora se editan en esta provincia. Novelas, ensayos, estudios, investigaciones, monográficos y biografías están así destinados al préstamo, a la vista del usuario, convenientemente catalogadas en la primera planta, bien en la sección local, bien por temática o género:«Hay autores que no quieren ser encasillados, pero lo que importa es que sus libros están disponibles para el préstamo», explica el director.

Estos fondos también tienen un nexo común:Albacete, dado que lo forman todo lo que escriben los autores albaceteños en cualquier lugar del mundo; lo que se edita en Albacete aunque el escritor no haya nacido aquí, y aquellos libros con temática albaceteña, independientemente de la procedencia de su autor y de dónde haya sido impreso. Los fondos se completan con obras de temática autonómica que recogen aspectos generales o específicos de la provincia de Albacete.

Hace un par de meses, la BPE montó una exposición temática con autores locales que han escrito novelas, relatos, poesía... «Quisimos sacar los libros que teníamos repartidos por la biblioteca e hicimos una pequeña biografía de los autores que más obras tienen aquí», explica Juan Manuel de la Cruz. Fue la forma en la que la BPE le dio visibilidad a unos escritores y poetas, en ocasiones muy desconocidos por los lectores.

La sección local de la sala de préstamo para adultos de la Biblioteca Pública del Estado se anuncia con un rotundo cartel que dice Albacete. Bajo él, las temáticas nos guían hacia los títulos o autores que queremos encontrar. En biografías, publicada quedó la vida del pintor José AntonioLozano, de la emperatriz Isabel de Portugal, del ganadero Samuel Flores y del cineasta José Luis Cuerda, entre otros.

En el resto de estanterías, los lectores albaceteños se inclinan, a juzgar por el número de préstamos registrados, por las novelas de Alicia Giménez Barlet, de Juan Carlos Arce, de Mar Carrión, de Menchu Garcerán y de Rosa Villada, todos ellos de Albacete, lista de preferidos que completan el libro Madrid 1605, de Eloy M. Cebrián y Francisco Mendoza, las historias de Alberto López Aroca y Allan J. Arcal -seudónimo de Jorge Arjona Calero-, los clásicos Antonio Martínez Sarrión y Rodrigo Rubio y los poetas Rubén Martín y Andrés García Cerdán.