Surgió como herramienta para garantizar, como mínimo, dos comidas saludables al día durante la época estival a menores integrantes de familias vulnerables. En sus dos primeros años de existencia, el Campo de Trabajo con Infancia de Cáritas Diocesana se desarrolló en el Seminario Mayor de Albacete, hasta que el Ayuntamiento decidió incorporar el comedor escolar a las escuelas de verano, donde tienen preferencia las niñas y niños en situación o riesgo de exclusión social. Sin embargo, limitar la edad en estas escuelas de verano hasta los 12 años dejaba fuera a otros preadolescentes, también usuarios del Programa de Infancia a lo largo del curso escolar, que necesitaban un espacio en el que ocupar su tiempo libre con actividades deportivas, lúdicas y de refuerzo escolar.
Estos fueron los motivos esenciales que llevaron a Cáritas a continuar con el Campo de Trabajo con Infancia, que este verano ha alcanzado su quinta edición con medio centenar de chavalas y chavales, la gran mayoría estudiantes de Secundaria, aunque también los hay de Infantil y Primaria, que todas las mañana acuden a los centros socioculturales de Hermanos Falcó y La Pajarita para participar en la programación de ocio diseñada especialmente para ellos.