El presidente de Curba pide un Plan de Movilidad más ambicioso

ANA MARTÍNEZ
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Felipe Castillo, partidario de peatonalizar las calles del Centro, reivindica la convocatoria de la Mesa de la Movilidad, «único instrumento para hablar y consensuar la ciudad que queremos»

«La bici no es el cambio, pero sí un medio de transporte hacia él». La frase es de Felipe Castillo, nuevo presidente de la Asociación de Ciclistas Urbanos de Albacete (Curba), aunque no se estrena en este movimiento reivindicativo. Con el cambio bienal de junta directiva, Felipe Castillo ha asumido la presidencia de Curba para darle un respiro a los anteriores responsables y hacerlo «tan bien» como lo han venido haciendo, especialmente con las relaciones con el Ayuntamiento capitalino, con cuya área de Movilidad «estamos contentos», pues la comunicación con los técnicos es «muy buena», a pesar de que «no cuentan con los medios que les gustaría».

De hecho, el servicio de Movilidad Urbana de la Casa Consistorial ha arreglado algunos puntos negros del carril-bici detectados por Curba, ha cambiado trazados y ha instalado aparcabicis allá donde la asociación ha detectado su necesidad.

Pero queda mucho camino por delante. Felipe Castillo, su junta directiva y los socios de Curba tienen ante sí un gran reto: conseguir un verdadero plan de movilidad con medidas coercitivas que reduzcan al máximo el uso del coche en esta ciudad. Máxime si se tiene en cuenta que en Albacete, a pesar de su llanura y de su extensión, se coge el coche para trayectos de 500 metros.

Castillo es partidario de la peatonalización del Centro. Califica de «gran noticia» que ya se empiece a hablar de ello, aunque el nuevo presidente de Ciclistas Urbanos entiende que conseguir una ciudad para el peatón no sólo consiste en cerrar las calles al tráfico.

A su juicio, el principal instrumento que debe definir los puntos y comas de un «verdadero y ambicioso plan» es la Mesa de la Movilidad, órgano que asegura lleva tiempo «inoperativo» y que tiene la representación de los actores clave que deben intervenir en el diseño de un modelo nuevo de ciudad en el que se prioricen las necesidades de los peatones. «La Mesa de la Movilidad es el mejor lugar para hablar y consensuar la ciudad que queremos», subraya Castillo.

ciudad para las personas. La postura de Curba respecto a cómo debe ser la ciudad de Albacete no es nueva: un espacio por y para las personas que obstaculice el auge que ha adquirido el coche en esta capital, que ha conseguido «colapsar» calles y plazas: «Multitud de ciudades de España están aumentando sus zonas peatonales y el cambio a mejor se nota mucho; yo creo que ya va siendo hora de que nuestro Ayuntamiento se retrate, ya no tiene sentido que se siga primando el interés privado sobre el público, porque este último beneficia a todos, incluso a los conductores de coches», señala Felipe Castillo.

El nuevo presidente de Curba cree que ya ha llegado el momento de poner sobre la mesa un debate serio sobre la peatonalización del centro de la ciudad, después de los habituales eslóganes electorales para obtener mayor número de votos.

Otro objetivo que tiene por delante la nueva junta directiva de Curba es el inacabado carril-bici de esta capital. Su propuesta se centrará especialmente en exigir que se revisen y reparen los kilómetros ya construidos, dado que este carril ofrece una circulación segura para todas aquellas personas no familiarizadas con la conducción de la bicicleta por la calzada, «el medio natural del ciclista, porque las bicis también son tráfico», puntualiza Felipe Castillo, quien defiende la calzada como espacio natural para bicicletas al igual que ocurre con los coches, los camiones, los taxis o los autobuses urbanos.

«Lo que queremos es que la bici no sea objeto de miedo, sino de felicidad», explica el nuevo presidente de Curba, que entiende que el carril-bici es para todos aquellos «principiantes» y para los ciclistas que buscan un «refugio seguro» porque no tienen ganas de conducir con un tráfico «muy agresivo». Es consciente de que la ampliación del carril-bici por el centro de la capital es compleja por la estrechez de sus calles y recuerda que, en estos casos, ya existen calles bici con limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora.

Carriles compartidos. Con lo que no está en absoluto de acuerdo Curba es con los tramos de carril-bici que discurren pintados por las aceras porque «generan muchos problemas con los peatones». Ante esta tesitura, Curba propuso el pasado año bajar estos tramos de las aceras a la calzada, como ya está ocurriendo en ciudades más grandes donde se están instalando carriles compartidos, de forma que un carril cuenta con marcas viales en las que otorga la preferencia a la bicicleta, aunque pueden ser utilizados por otro tipo de vehículos en el caso de que no haya ciclistas en ese momento. «Lo que no tiene sentido con estos casos es que por respetar el espacio de los vehículos privados se reste espacio a los peatones», enfatiza Felipe Castillo.