El Albacete solventó el partido en 20 minutos

Juan Carrizo
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El equipo manchego fue muy superior a un Nástic de Tarragona luchador, pero sin pegada.

El Albacete sumó su segunda victoria en el Belmonte ante el Nástic de Enrique Martín. El equipo manchego fue tremendamente superior a un rival que puso intención, pero poco fútbol. La actuación de Becerra evitó al goleada, en un gran partido de jugadores como Tejero, Ortuño, Febas y, por supuesto, Zozulia, a pesar del árbitro.

De inicio Ramis volvió al 1-4-4-2, con Ortuño y Zozulia en la punta de ataque. Bela, que había estado con problemas gástricos, dejó su sitio a Susaeta y el argentino Gentiletti tuvo su primera aparición en el Belmonte, y como titular.

Nada más empezar, ambos equipos mostraron sus cartas. El Alba trataba de tocar en corto y rápido, mientras que el Nástic proponía una presión muy arriba, tratando de evitar que el equipo local sacase el balón con comodidad. Durante unos minutos lo consiguió, pero cuando empezó a funcionar el centro del campo, el Nástic desapareció. Entre el minuto 10 y el 20 el Albacete fue un torbellino que marcó dos goles y bien pudieron ser más de no ser por las paradas de Becerra.

Zozulia, muy activo, tuvo las primeras ocasiones. El ucraniano está siendo injustamente tratado por los colegiados. Ayer, Varón Aceitón se limitó a obviar las faltas que recibía una y otra vez, incluido un penalti en el minuto 33 que podía haber significado el 3-0.

Pero antes de eso, corría el minuto 15 cuando Ortuño realizó una jugada de lujo, llevándose el balón entre tres defensas para llegar al a línea de fondo y buscar a Zozulia en el pase de la muerte. Albentosa, por evitar el remate del ucraniano, fue el autor del primer gol del Alba en su propia portería.

Ese 1-0 dio paso a momentos brillantes. Febas, Eugeni, Zozulia, Ortuño, Erice, Susaeta y Tejero jugaban la pelota como querían. El público vibraba y Becerra tenía que multiplicarse para evitar más goles. La dupla formada por Ortuño y Zozulia estaba siendo mortal de necesidad. También paró Becerra una buena ocasión de Febas en el minuto 20, enviando el balón a saque de esquina.

De ese córner nació el segundo gol del Alba. Susaeta la puso en largo, hubo algún rechace y el balón cayó botando cerca del área pequeña. Ahí apareció la calidad de Zozulia para meter la pierna de espaldas para sorprender y anotar el 2-0, llevándose la ovación del Estadio.

Apenas se habían jugado 20 minutos y el partido no sólo era dominado por el Alba en el marcador, también lo hacía en el campo. Aún hubo ocasiones para Zozulia y Eugeni, antes de que llegase la acción en la que Zozulia se marchaba sólo y caía en el área tras la salida del guardameta Becerra. El colegiado no quiso saber nada, pero el portero no toca el balón y se lleva en su salida al delantero ucraniano. Un penalti que, sin duda, podría haber dejado sentenciado el encuentro.

En los últimos minutos de la primera parte despertó el Nástic, bien es cierto que frente a un Albacete que había corrido mucho y marchaba con una importante ventaja en el marcador. El equipo de Enrique Martín apretó y pisó el área de Tomeu, pero mostrando muy poca pólvora, aunque conociendo los problemas de un Albacete que encaja en todos los partidos no era la cosa como para dormirse.

La primera parte terminó con ese 2-0, unos minutos de auténtico lujo en el juego del Albacete y esa sensación final de que si el Nástic lograba marcar, habiendo hecho muy poco durante el partido, la cosa se podía complicar.

Sobriedad. Pero en la segunda parte el equipo salió mucho más sobrio. Perdía menos la pelota en zonas complicadas y tenía más paciencia a la hora de generar ocasiones de gol. Así, los minutos fueron pasando siendo más fácil que llegase el 3-0 que el 2-1, aunque en el minuto 56 un buen balón al área dejaba solos a Manu Barreiro y Brugui, pero ambos se estorbaban y Tomeu se quedó con la pelota. Antes, Eugeni había tenido el 3-0 en un gran centro de Tejero al segundo palo, donde estaba solo, pero se llenó de balón y mandó su remate a las nubes.

No se había llegado al minuto 60 y Enrique Martín ya había realizado los tres cambios, metiendo a Tete, Manu del Moral y Dumitru Cardoso.

El Alba seguía tocando y llegando, con otro centro medido de Tejero que Ortuño remató como sólo saben hacer los delanteros centros. Metió la cabeza golpeando al mismo tiempo que girando y colocando la pelota lejos del alcance del portero, pero el palo repelió el balón.

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