Un parto sobre ruedas

M.D.M.
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Selva Gutiérrez dio a luz a su hija Lía en un taxi, a las puertas de Urgencias

Francisco Martínez lleva un año trabajando como taxista en la capital y no imaginó nunca que el pasado jueves viviría la anécdota más curiosa, al menos hasta la fecha, en su carrera laboral.

Eran cerca de las once de la noche y llevaba unas tres horas de trabajo cuando recibió un aviso en el cruce de las calles Ríos Rosas y Dionisio Guardiola. Los viajeros eran Selva Gutiérrez y su marido que pidieron al taxista ir a Urgencias al Hospital porque la mujer estaba de parto.

Y tanto que estaba de parto, porque de hecho dio a luz en el interior del taxi y tuvo que ser atendida por los profesionales médicos en la puerta de Urgencias, pero sin sacarla del vehículo hasta que dio a luz.

Ayer, Francisco y Selva recordaban aquella noche a este diario. El taxista reconocía que «nunca me había pasado nada igual» y recordaba que «según la recogí en su casa, por cómo iba veía que estaba ya de parto y antes de llegar, la niña ya sacaba la cabeza».

Selva, que esa misma mañana había estado en monitores para control del embarazo y a la que todavía le quedaba una semana para salir de cuentas, puso de relieve que «a las nueve de la noche empecé a tener más dolores y pasadas las diez llamamos para que la abuela viniera a quedarse con el niño mayor, que tiene ahora 15 meses. En cuanto llegó nos fuimos a Urgencias, pero ya veía que había dilatado mucho y que los dolores eran de parto, aunque no llegué a romper aguas».

en perfecto estado. Tras la anécdota, lo importante para Selva y su familia ayer era que «la niña está perfectamente».

Lía, que así se llama la pequeña que nació en la parte de atrás del taxi número uno de la capital, pesó 3,200 kilos y midió 50 centímetros. Este lunes a ella y a su madre les dieron el alta hospitalaria y pudieron ir a casa con el resto de su familia.

Abrumados por la repercusión que su caso ha tenido en los medios de comunicación, Selva destacaba que «no dejamos de contar la historia una y otra vez», pero reconocía que, pasado el primer susto de ver que daba a luz en el taxi, ahora todos están «muy contentos porque las dos estamos bien, la niña está perfecta, que es lo que más nos importaba».

Y recuerda cómo cuando su marido le bajó el pantalón del pijama dentro del taxi «ya se le veía la cabeza a Lía, por eso pasó corriendo a Urgencias y los médicos salieron con la silla de ruedas y la camilla pero ya no me pudieron sacar, tuvieron que atenderme allí mismo, en el vehículo».

El taxista que la llevó al Hospital General de Albacete, y que trabaja de noches, reconocía que se quedó «alucinado» y que estos días «estoy durmiendo menos porque los medios no dejan de llamarme». Explicó que se había interesado por el estado de la madre y la pequeña. Además, como en Albacete «es fácil conocerse» detalló que «en ese momento, con la situación no caí en que los conocía, pero después sí y me alegro de que todo estuviera bien».

Indicó que «trabajando en un taxi y más en el turno de noche siempre tienes alguna anécdota curiosa que contar pero, desde luego, hasta ahora no he tenido ninguna como esta, de que una niña nazca dentro del taxi, en pleno turno de trabajo». Objetos olvidados de lo más curioso o conversaciones «surrealistas» conforman algunas de las anécdotas que viven con frecuencia en este gremio... Pero los partos no son frecuentes.