El festejo pasó de 'mira quién baila'a 'tú sí que vales'

PEDRO J. GARCÍA
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Andy Cartagena y Sergio Galán compartieron salida en hombros en la corrida de rejones, aunque el toreo que caló fue el del rejoneador conquense, con el quinto

El festejo pasó de ‘mira quién baila’ a ‘tú sí que vales’

La corrida de rejones siempre crea una gran expectación en el abono taurino y, año tras año, es uno de los festejos que garantiza el lleno en los tendidos por la gran cantidad de aficionados a los caballos que hay en la capital y en la provincia. Este año no fue una excepción, porque se rozó el lleno, y los presentes disfrutaron con las actuaciones de los tres jinetes, unas más ortodoxas que otras y unos triunfos más merecidos que otros. Abrieron la puerta grande Andy Cartagena y Sergio Galán, pero fueron dos salidas en hombros de distinto peso, y no es por lo kilos de los jinetes, sino por los quilates de su rejoneo. Más barato el de Cartagena y de mayor calidad el de Galán. Porque Cartagena logró el triunfo tras pasear una oreja de cada uno de sus enemigos, que pudieron ser tres -una del primero y dos del segundo-, pero el presidente, con buen criterio, no concedió el doble premio. Por su parte, Galán lo hizo tras desorejar, con toreo grande a caballo, al quinto. Fue, en definitiva, un triunfo de misma cantidad, pero de distintas calidad.

El público del festejo de rejones es distinto al del resto del abono, como los inquilinos de los burladeros del callejón de la plaza de toros, donde florecen aficionados al caballo. Y ayer, tras ver las dos faenas para las que se solicitaron las dos orejas, la de Cartagena al cuarto toro y la de Galán al quinto, imaginé que la plaza de toros se había convertido en un gran plató de televisión, con los jinetes como concursantes y con el público como jurado popular de tantos y tantos programas en los que votan lo que más les gusta. Una vez que acabaron las dos faenas -la populista de Cartagena y la profunda de Galán- me vieron a la mente dos programas de los más populares, de esos que todo el mundo dice que no ve, pero siempre los comentan. Pensé en mira quién baila y tú sí que vales, porque creo que son los más acordes para definir las faenas de Cartagena y Galán. Para mí no hay duda, porque mira quién baila lo protagonizó Andy Cartagena y tú sí que vales Sergio Galán, aunque en los tendidos sí las hubo, porque el público quería premiar el balanceo -que no es alta escuela, como dijo un aficionado- de los caballos a una legua del toro con dos orejas, pero el usía concedió la primera, que es potestad del público, pero no la segunda, tan riguroso como Risto Mejide en sus comentarios a los participantes de los programas en los que participa de jurado. Muy acertado el presidente, aunque tuvo que aguantar la bronca de un respetable que, acto seguido, cambió de canal y de programa y se pasó a tú sí que vales, con el jinete Sergio Galán que realizó una gran faena al quinto de la tarde, con un rejoneo clásico, puro, de mucho temple, verdad y calidad, que caló como un rejón de castigo a quienes antes se habían entregado a una faena vulgar de Andy Cartagena, en la que todo lo que aplaudió y ovacionó el público lo realizo muy alejado del toro y, al fin y al cabo, el rejoneo es toreo a caballo, y Cartagena no lo hizo con el cuarto y Galán lo lució con el quinto.

Porque la faena de Galán al quinto, de la ganadería de San Pelayo, fue de las que hacen afición, aunque también es preciso resaltara al toro, que tuvo movilidad y entrega para propiciar la buena labor del jinete. Y no hay que olvidar a a Amuleto, Vidrié, Apolo y Óleo, los caballos que acompañaron al de Tarancón en una faena de mucho temple, mando y sitio. Hubo toreo a caballo de verdad, clavando en el estribo, templando de costado, y bailando con Apolo, dando la grupa, a medio metro del toro, algo que el público reconoció y se entregó con un Sergio Galán que remató su labor con un rejón caído, pero efectivo que le valió para pasear dos orejas de ley.

Con el primero de su lote, un toro también con movilidad, aunque más soso, se contagió del astado y su labor fue menos lucida, con menos exposición y más alivio en su quehacer.

populismo. El contraste de la faena de Galán al quinto fue la de Cartagena al cuarto, un toro que se paró pronto, por lo que el jinete tiró del recurso de intentar calentar a los tendidos con populismo. Y lo consiguió, con el baile o balanceo de sus monturas a una legua del astado, porque luego no estuvo certero a la hora de dejar ni los rejones ni las banderillas y, además, el rejón lo dejó trasero y contrario, pero no importó, porque había llegado a un público entregado que le pidió las dos orejas y, como sólo recibió una, dio hasta tres vueltas al ruedo. Más variado, ajustado y con más verdad estuvo ante el primero de su lote, un toro con movilidad y más celo. Tras un pinchazo y un rejón trasero muy efectivo cobró una oreja.

Diego Ventura tuvo poca suerte con su primer enemigo, manso y sin entrega, pero el jinete estuvo templado en su actuación, aunque falló con el rejón de muerte y vio silenciada su labor. Ante el sexto, salió decidido a por el triunfo, garrocha en mano y plantado en la puerta de toriles, para templar a un toro que salió con mucho brío. Después, acabó con el toro con dos rejones de castigo, porque sobró uno, ya que el burel se pasó y todo fue más difícil, aunque cortó una oreja.