¿Por qué las mujeres están más penalizadas en salud mental?

L.G.E.
-

No se debe tanto a factores biológicos como a la carga del rol social o a la «naturalización» de los indicios por culpa de estereotipos

¿Por qué las mujeres están más penalizadas en salud mental? - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

La palabra histeria viene del término griego que se refería al útero... y no es casualidad, pues durante el siglo XIX, por ejemplo, se consideraba como una enfermedad propia de las mujeres y aunque los síntomas tenían más que ver con una patología mental, se vinculó al órgano reproductor femenino. La desigualdad a la hora de abordar la salud mental entre hombres y mujeres viene de lejos. Pero ni siquiera ahora se han superado todas las barreras y ellas se ven más penalizadas.

«La medicalicazión y la adherencia a fármacos por situaciones de estrés de angustia o de depresión son sufridas con mayor incidencia en el caso de las mujeres», explicó ayer la directora de Planificación, Ordenación e Inspección Sanitaria, María Teresa Marín, en un receso de las jornadas organizadas por la Consejería de Sanidad y la Fundación para la Investigación en Salud (Fuinsa) para poner perspectiva de género a la salud mental. La prevalencia es mayor y no se trata de un número pequeño. Las estadísticas a nivel mundial recogen que una de cada cuatro personas ha sufrido o sufrirá un trastorno mental.

El rol social. María Teresa Marín expuso que hay diferencias y que «no se deben tanto a factores biológicos como de género, de construcción de un rol social que es diferente en el caso de la mujer y en el caso del hombre». Señala que pueden concurrir «algunas situaciones de sobrecarga de actividad, de expectativas que se tienen de los distintos roles que pueden desempeñar la mujer, que están afectando mucho a la salud mental y a la sensación de bienestar que tiene.

Recuerda que la Organización Mundial de la Salud prescribe «el empoderamiento de las mujeres, que escuchemos lo que las mujeres nos dicen en su percepción de bienestar o malestar psíquico».

La naturalización. La directora del Instituto de la Mujer, Araceli Martínez, también participó en las jornadas y avisó de que para el diagnóstico las mujeres también afrontan una situación de mayor vulnerabilidad. «Hay muchas situaciones relacionadas con la enfermedad mental, que en el caso de las mujeres se naturalizan, no se perciben», expone. Martínez señala que esos indicios «se confunden con comportamientos habituales de las mujeres como puede ser la sumisión, la tristeza o determinados estereotipos que se les asocian».

La directora del Instituto de la Mujer avisa que eso puede provocar diagnósticos inadecuados o tardíos.

Se investiga sobre hombres. Martínez alerta de que a la hora de investigar también afecta «la visión androcéntrica de la salud y la medicina». Indicó que muchos de los estudios epidemiológicos que se hacen, así como de los casos en sí «siguen teniendo como protagonistas a los hombres, de tal manera que las situaciones asociadas a género pasan desapercibidas». María Teresa Marín lo corrobora:«Si no nos ponemos esas gafas de la perpectiva de género la visión que tengamos de la realidad va a estar muy distorsionada».

Violencia de género. La directora del Instituto de la Mujer avisa de que «primero se ejerce violencia psicológica y luego esta se incrementa y se van sumando otras formas de ejercer violencias sobre las mujeres». Sin embargo, recalca que a veces se vincula la violencia de género solo a la física en el ámbito sanitario.  Martínez insiste en que se «suele tardar mucho en detectar la violencia de género en la consulta médica». Dice que normalmente son mujeres que tienen una depresión o síntomas similares, a las que se medicaliza, pero no se ahonda en la causa.