A los pies de una leyenda

Juan Carrizo
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El Pabellón del Parque se puso en pie para homenajear a un emocionado Jesús Iradier, que recordó el «ilusionante proyecto» en el que «quería haber llegado con el CABA a la ACB»

El Pabellón del Parque se puso de pie para homenajear a una leyenda del baloncesto, Jesús Iradier, que dejó su impronta en aquellos míticos años 80 en los que la explosión del deporte de la canasta llegó hasta Albacete a través del CABA y del alero madrileño.

Muchos de aquellos jugadores que pasaron por el CABA estuvieron ayer para acompañar a Iradier. «Es una historia que casi tenía olvidada, porque hace ya muchos años, pero estar aquí me ha hecho recordar momentos muy alegres», dijo totalmente emocionado. «No se si es merecido o no este homenaje, pero estoy agradecido a todo el mundo por hacerlo».

Para acompañarlo en este momento acudieron dos amigos  y compañeros de aquellos años 70 en los que era uno de los mejores jugadores españoles, Vicente Ramos y Vicente Paniagua. Le trajeron una camiseta del Real Madrid firmada por los veteranos. También recibió una camiseta del Albacete Basket con su nombre, una placa y un balón firmado por los que fueron sus compañeros.

Han pasado 30 años desde que aterrizó en el CABA en 1986 para deslumbrar a todos con su juego y fortaleza física, a pesar de tener en ese momento 37 años y llevar tres años retirado. «Mi llegada a Albacete fue un proyecto muy ilusionante que tenía CABA con Ignacio Encarnación y Miguel López-Valles. Quise ayudar, porque era una ciudad que se merecía tener un baloncesto al más alto nivel. Quería llegar con el CABA a la ACB, pero no pudo ser. Ahí lo dejé, en un sitio bastante importante».

De su llegada recordó que «la gente estaba un poco a ver lo que hacía o no hacía, pues era un jugador que venía de vueltas de muchas cosas, pero demostré en cada partido entrega y lucha y ahí conseguí el respeto de la afición. También me llevé la amistad de mucha gente de Albacete».

No es normal que un jugador que ha estado en la elite, que ha jugado con la selección, y ya retirado, acabe jugando en un equipo entonces de Tercera División. «Lo piensas y creo que ningún jugador internacional hubiera aceptado, pero a mí no me importó porque veía el proyecto. Nunca pensé que me iba a degradar jugando en estas divisiones, no me importaba. La gente tenía tanta ilusión y me empujaron, me involucraron, sin pensarlo mucho».

En aquellos partidos el Pabellón del Parque se llenaba hasta la bandera e Iradier, habitualmente, pasaba de los 30 puntos por partido. «Me quedo con ese pabellón lleno, disfrutando con el baloncesto que hacíamos. Meter 30 puntos me daba igual, yo lo que quería es que el equipo ganase y si había que meter 30, pues se metían, que había que meter 40, se metían, el caso era ganar. Yo procuraba también que el resto del equipo tuviera su participación y fueran creciendo como jugadores, así conseguimos que al final el CABA fuera un equipo muy competitivo».

LLAMADA DE AITO. Al hablar sobre su impresionante físico, poco habitual en aquella época, Jesús Iradier nos contó una anécdota fechada en 1985. «Recuerdo que dos años después de retirarme me llamó Aito García Reneses, que entrenaba al Barcelona, para decirme que me quería. Le dije que hacía dos años que estaba retirado y me contestó que sabía que estaba muy bien físicamente, que se había lesionado Perico Ansa y me necesitaba. Además tenía que ir rápido porque el domingo había duelo contra el Real Madrid. Le dije que me lo iba a pensar, me puse a entrenar fuerte y me dio un tirón tremendo. Llamé a Aito y le dije que, muchas gracias, pero el trabajo y tal me lo impedía. Fue curioso, pero no lo pude hacer».

«Gracias a mi forma física he salido de muchas cosas, incluida la enfermedad que me ha tenido dos años en el dique seco. Afortunadamente he tenido un físico quizás algo excepcional y eso me dio la oportunidad de estar aquí con esa edad ofreciendo un buen nivel», añadió.

Para terminar, Iradier habló sobre el Albacete Basket. «Creo que es un proyecto tan ilusionante como el que teníamos nosotros y me parece que están haciendo las cosas muy bien. Les deseo lo mejor y si me necesitan para algo tendrán mi apoyo incondicional porque creo que esta ciudad se lo merece».