«'Tranvía 71' es una novela de tipo existencialista»

A.D
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El escritor e investigador albacetense Miguel Garví Sánchez presenta su última novela, Tranvía 71. El viaje final. El autor comentó las singularidades de este proyecto, con carácter benéfico.

Miguel Garví Sánchez. - Foto: Arturo Pérez

Un libro solidario. 

Por supuesto. Tranvía 71 es una novela corta de tipo existencialista y solidaria. He querido contribuir con ella a una ONG y os beneficios de la venta, íntegramente, irán a Stop Ceguera, para sufragar los gastos que tienen de sus campañas en África.

¿Dónde podremos encontrar esta novela?

Ahora mismo el libro lo está vendiendo la ONG en una exposición que tienen en calle Rosario, número 1, Botijos de la luz, y ahí estará hasta el día 5 de enero. A partir de esa fecha estará en las principales librerías de Albacete.  

¿Cómo es Tranvía 71?

Es una novela que cuenta la vida; bueno en realidad la vida no, porque lo que cuenta son las 24 horas que pasa un cadáver en un Tanatorio. El espíritu de esa persona, Camilo, sale y permanece entre la gente que acude a dar el pésame a la viuda e hijas.

Él va contando las reacciones que tiene la gente cuando acude. Hablamos de la vida, de la muerte, pero sobre todo de las relaciones entre las personas, de amistad.  

¿Por qué ese título?

Yo soy un gran admirador de Miguel Delibes y de su famosísima Cinco horas con Mario, pero en ésta todo es muy tétrico, son esas cinco horas que la viuda pasa con el finado en la que le reprocha todo lo que no fue o no quiso ser. Me encanta cómo escribe Delibes, pero quise hacer una obra en un plan más distendido, más humorístico.

Lo que me interesa es distraer al lector y colaborar con esta ONG con esta novela corta, de 140 páginas.  

¿Cómo surgió la idea?

Inesperadamente. Empecé a escribir en Viena, una tarde con un aguacero impresionante. Pasé en el hotel unas horas, bajé a recepción, pedí unos folios y comencé. 

Algo que estaba en cierto modo en contra de lo que siempre hago, un poco la arquitectura de la obra y definición de personajes. En este caso me lancé con uno solo, que fue creando los demás y la arquitectura de la novela;  al final salió. Prácticamente, el primer capítulo lo escribí en Viena y me ha llevado cerca de cuatro meses. 

¿Humor negro?

No, aunque lo parezca por el tema, no es humor negro, es de la calle, del día a día. Cuando se presenta a la familia, con esas gotas de humor, sobre todo cuando se dirige a sus hijas y a los novios.