«Al año mueren unas 200 aves electrocutadas, y no bajan»

Maite Martínez Blanco
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«Nunca se puede justificar por razones económicas o de puestos de trabajo la pérdida de un patrimonio natural que es irrepetible»

Domingo Blanco, presidente de la sociedad albacetense de ornitología. - Foto: Rubén Serrallé

Domingo Blanco Sidera es la cara visible de la SAO. Tres siglas que atesoran 30 años de historia. En 1988 un grupo de aficionados a las aves crearon la Sociedad Albaceteña de Ornitología y hoy, tres décadas después, mantienen su filosofía. Divulgar sobre la diversidad de aves y los bienes naturales que hay en la provincia y cuidar de su conservación.

¿Qué empuja a alguien a una actividad como la ornitología?

En mi caso fue un amigo con el que salía al campo. Los pájaros son un buen inicio para quien le guste la naturaleza. Son más fáciles de observar que los peces y tienen una diversidad asequible, no hay tantas especies como los insectos. Son bichos conspicuos, algunos con conductas singulares, otros de colores llamativos, y fáciles de conocer. Yo mismo podría decir que conozco todas las aves de España, es cuestión de tiempo, poco a poco, pero creo que las he visto todas.

Conocer y concienciar sobre las aves de la provincia ha sido siempre el propósito de la SAO, ¿qué actividades se han llevado a cabo?

La más tradicional es el censo de aves acuáticas invernantes. Este censo se coordina desde la Sociedad Española de Ornitología, luego hacemos otras observaciones por nuestra cuenta, como el de milano real. Son seguimientos a largo plazo, para observar si hay cambios ambientales y detectar posibles variaciones.

¿Qué resultados han obtenido?

El milano real busca dormideros y aún no tenemos muy claro dónde duerme. En Barrax hay un dormidero más o menos fijo, en torno a Santa Marta. Hace dos años localizamos otro en Sotuélamos, pero no siempre es fácil localizarlos. Aún así, cada invierno comprobamos que tenemos milano real, igual que ocurre con las grullas. No es que tengamos 40 ó 50.000 ejemplares como en la laguna de Gallocanta, pero sí que localizamos entre 100 y 200 grullas, un número simbólico, pero que hace que Albacete aparezca en este censo de aves acuáticas invernantes.

El anillamiento ha sido otra de las actividades tradicionales de la SAO, ¿continúan realizándolo?

Tenemos estaciones de anillamiento en Albacete y en Alcaraz, en primavera y otoño, coordinados a nivel nacional con los programas PASEI y PASEM, que buscan conocer las conductas de las aves en cuanto a reproducción y migración. El valor del anillamiento está en las recapturas, que ese ave sea capturado de nuevo por otros anilladores y así obtener información. En las aves sedentarias no tanto, pero en las migratorias es muy difícil volver a coger un ave anillada o que alguien la recupere en África. Se calcula que las recapturas son de un uno por mil. Aunque no se recuperen las aves, los datos que se toman en el anillamiento, sirven para que los ornitólogos científicos puedan hacer estudios.

 

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