Los 'cowboys' ibéricos

I.M.
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La ganadería de Alicia Chico protagoniza la única trashumancia de largo recorrido con reses bravas que queda y pasa por la provincia

Momento en que las reses bravas de Alicia Chico pasan por la provincia, en concreto, por el término de El Bonillo, en su camino hacia Sierra Morena. - Foto: Damián García

Cuando se acerca el mes de junio, la vacada de Alicia Chico, las vacas y sus crías, regresa en trashumancia desde Jaén hasta Teruel, buscando mejores temperaturas y los frescos pastos de sus fincas en Bronchales y en Albarracín y allí estarán seis meses hasta que lleguen los primeros fríos.

En ese momento los vaqueros volverán a montar los caballos para llevar las vacas, las de un año y las que son más añejas en edad, por cañadas y veredas adelante en este caso desde los Montes Universales de Teruel, desde el valle del Cabriel, desde allí donde nace el río que lleva el mismo nombre, hasta Sierra Morena, hasta Vilches, hasta la finca de El Pendocillo ubicada en el término municipal de La Carolina, en definitiva, hasta la parte más cálida de la península en invierno y en donde volverán a estar otros seis meses, y así ha sido durante cinco generaciones en su familia y de forma continua.

La última vez que lo hicieron fue el pasado mes de noviembre. Salieron de la finca de Teruel y durante casi un mes, sea a caballo o a pie, cruzaron el Júcar, pasaron por la serranía de Cuenca, por el puerto del Cubillo, por el barranco del judío o por La Mancha, en concreto, por los términos municipales de Viveros, El Bonillo, Munera o La Roda, último punto de la provincia antes de dar el salto a la conquense. Su destino final ha sido la finca de Jaén.

Han sido unos 500 kilómetros de distancia los que, guiados por bueyes cabestros o mansos, habrá recorrido en trashumancia el ganado, las reses bravas. Habrán sido cuatro semanas, más o menos, de vida en el campo. Otros animales, mejor dicho, los becerros, que ya han sido destetados, y los sementales más valiosos habrán hecho el camino en camión y de esta manera se evitarán los riesgos y cualquier otra circunstancia que pueda darse en lo que, comenta Alicia Chico, es toda una aventura desde que empieza hasta que acaba.

La trashumancia, recuerda Chico, no es otra cosa que el aprovechamiento de pastos, de su frescura, y «de esta manera las vacas pueden estar siempre de primavera». En estos momento su trashumancia es la única brava de largo recorrido que se hace en España e incluso, se puede decir que en Europa, pero antes, cuando no había camiones, ni carreteras, comenta, la hacían todos los ganaderos, todas sus ganaderías y por unas vías pecuarias, añade, «mucho más cuidadas que lo que están en la actualidad, con más de una hoy en día convertida en un basurero improvisado o transformada en una explotación de cultivo, siembra incluida, o en un pasto».

La trashumancia no tendría que haber cambiado pero ha cambiado quizás sea, señala a continuación esa ganadera «porque la gente es menos respetuosa que lo que era hace unos años, o quizás sea porque, al final, vamos a ser nosotros con nuestro ganado, los únicos que pasemos por esas cañadas, por esas veredas, y además, lo vayamos a hacer sólo dos veces al año, una para ir y otra para volver» .

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