El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantendrá su firmeza frente al desafío separatista catalán y, por si al presidente de Cataluña, Quim Torra, se le había pasado por la cabeza otra cosa, el Ejecutivo central le quiere mandar un mensaje claro con la impugnación de la moción aprobada el pasado jueves por el Parlament, que viene a ratificar la vía independentista adoptada el pasado 9 de noviembre de 2015, y que ya fue suspendida por el Tribunal Constitucional (TC).

Yes que el Gabinete central solicitó al Consejo de Estado un informe para impugnar esa resolución, según informó ayer la portavoz, Isabel Celáa, en su comparecencia tras la reunión del Consejo de Ministros, en la que incidió mucho en separar la vía jurídica, que según dijo «ya se ha transitado y no ha dado resultados», de la vía política, que están «determinados a explotar para encauzar el conflicto».

«La impugnación busca la defensa de la Carta Magna y del Estatuto autonómico, aunque el Gobierno mantiene la determinación de seguir transitando un camino político con Cataluña», recalcó la bilbaína, esperanzada en que la reunión del próximo lunes entre Sánchez y Torra «salga muy bien».

«Puede haber segundas -el líder secesionista habló esta semana de una en Barcelona en septiembre- y terceras reuniones, pero lo más importante y fundamental es que la primera salga bien», llegó a decir la dirigente socialista, al tiempo que anunció una agenda repleta de asuntos políticos que tratar con el líder independentista, entre los que citó, aunque sin concretar, «la reducción de la conflictividad, inversiones o transferencias». 

En ese punto, resulta más que evidente que el Gobierno central quiere que este espacio de diálogo se produzca para beneficio de todos los catalanes, ya sean independentistas o no.

Tras recordar que el derecho de autodeterminación que pretende el independentismo «no tiene ningún recorrido», pidió «inteligencia política» a la Generalitat para que se puedan abrir esos «espacios de diálogo», una iniciativa surgida desde el PSC que la Cámara autonómica dio ayer luz verde.

«Vamos a ver si hay reciprocidad», dejó caer la portavoz de La Moncloa, colocando de este modo la pelota en el tejado de los independentistas y en su voluntad de que el encuentro pueda dar resultados satisfactorios para todos, ya que «la otra parte debe poner lo suyo», expresó.