Aquellos edificios que concedieron a la capital albaceteña el sobrenombre de el Nueva York de la Mancha se quieren adaptar a los tiempos y, sobre todo, a la comodidad. En Albacete, existen más de 2.200 edificios sin ascensor, una cifra que se ha acortado en los últimos años, ya que,  con los planes de subvención y ayudas a la accesibilidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, «se acometen alrededor de 65 instalaciones de ascensores nuevos al año», en la provincia de Albacete, confirmó a este diario el presidente de la Asociación de Ascensoristas de Castilla-La mancha (Aeacam), José Carlos Frechilla.

Una práctica que probablemente se incrementará en los próximos meses porque, como recordó este profesional, la normativa establece que, en diciembre del próximo año, 2017, «todos los edificios deberán contar con sistemas y elementos de accesibilidad» y eso implica que tendrán que contar con ascensores, salvaescaleras, rampas u otros elementos que garanticen la accesibilidad.

REQUISITOS NECESARIOS. Aún así, aunque cualquier inmueble es «susceptible» de disponer de una instalación de este tipo, el presidente de Aeacam subrayó que se han de dar varias condiciones necesarias. La primera, y fundamental, es «la condición geométrica», como la denominó, y supone que «tiene que existir la posibilidad material de su colocación», esto es, que haya espacio.

A este respecto, Frechilla alabó el esfuerzo del Ayuntamiento de la capital, que «fue sensible a las demandas de los vecinos y modificó el Plan General» para que, en el barrio Pedro Lamata, se pudieran colocar ascensores «invadiendo parte de la calle».

La otra condición, y aquí confluye el ejemplo recién citado, es que hay que cumplir la normativa municipal y autonómica, aunque  ésta a veces permita flexibilidad.