60 días, y cada uno «peor que el anterior»

D. GUIJARRO
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Cuando se cumplen dos meses desde la desaparición de Marina y Laura, la madre de ésta recuerda que «cada día se nota más su ausencia». Las familias agradecen el apoyo recibido

El paso de los días no logra disminuir el dolor que las familias de Marina y Laura sienten por el asesinato de las jóvenes. Todo lo contrario, según relata María Chamón, madre de Laura, el paso del tiempo «hace que cada día se note más su ausencia». No consiguen asimilar cómo unas chicas que tenían su vida llena de ilusiones ya no pueden compartirla con ellos.

Ayer se cumplieron dos meses desde que las dos jóvenes desaparecieron el pasado 6 de agosto. Una búsqueda que se prolongó hasta el 12 de ese mismo mes cuando aparecieron sus cuerpos cerca del nacimiento del río Húecar en Palomera.

Chamón asegura que, «no hay palabras para describir el dolor que sentimos», y añade que por muchos años que viva llevará siempre en su alma «una herida que no se curará jamás».

Han sido dos meses muy duros en los que las familias han pasado de pedir que aparecieran sus hijas a solicitar «que la justicia actúe de forma rápida, eficaz y contundente», contra el presunto asesino de las jóvenes. La madre de Laura reclama se aplique «la máxima dureza posible», aunque recuerda que a pesar del «inmenso dolor» que siente, no es partidaria de la pena de muerte para estos casos. «Sería muy fácil pedir que se le hiciera lo mismo que ha hecho él, pero yo no creo en eso. Sólo quiero que este tipo de gente no debería salir de la cárcel nunca», añade Chamón deseando que ninguna otra madre tenga que pasar por lo mismo que está pasando ella.

Agradecimientos. La madre destaca las muestras de apoyo que durante estos meses han recibido las dos familias desde toda España. «Cuenca se ha volcado con nosotros y eso nos ha ayudado mucho», reconoce la mujer.  

Entre los agradecimientos de las familias tienen una especial mención para los policías que han trabajado para resolver el caso, tanto en España como en Rumanía, de los que asegura «nunca he dejado de confiar en ellos».

También agradecen la implicación del alcalde, Ángel Mariscal, y toda la coorporación municipal por el ofrecimiento para colaborar con los gastos de los funerales. Una ayuda que también recibieron de los responsables de la empresa que gestiona el cementerio en unos momentos especialmente dífíciles.

Ayer, dos meses después de que vieran a sus hijas por última vez, las familias pudieron estrenar las lápidas que guardan sus sepulturas. Unos monumentos funerarios coronados por dos palomas que se miran, símbolo universal de la paz y el amor del que también ellas fueron un ejemplo.