La nueva vida del 'caníbal de Férez'

Josechu Guillamón
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Stefan Atzler, que descuartizó a un agricultor en 2006 y se hizo filetes con su carne, se encuentra actualmente en la cárcel de A Lama, donde recientemente protagonizó una agresión a un funcionario del centro

La nueva vida del ‘caníbal de Férez’

Stefan Atzler, tristemente conocido en la provincia como el caníbal de Férez o el descuartizador de Férez, por el crimen que cometió en la localidad en el año 2006, se encuentra actualmente cumpliendo condena en la prisión de A Lama (Pontevedra), una presencia que no ha pasado inadvertida a lo  medios de comunicación gallegos, que han recordado su triste paso por la provincia.

Sin embargo, actualmente el ciudadano alemán lleva una vida tranquila en prisión gracias a la medicación que recibe, aunque recientemente protagonizó un episodio violento, ya que atacó a un funcionario, como desvelaban a La Tribuna de Albacete fuentes de la prisión de A Lama. Tras este episodio, pasó un mes en la enfermería, tras lo cual vuelve a estar en un módulo de tratamiento, totalmente controlado y donde aparentemente tiene una «conducta normal» y está «más comunicativo», aunque no suele mantener mucho contacto con otros presos. Lo cierto es que pasa todo el día en el taller, haciendo dibujos a lápiz, un arte que domina y que utiliza para conseguir picadura de tabaco, puesto que los otros internos se la entregan a cambio de que les haga retratos.

A pesar de su actitud tranquila, los funcionarios le han encontrado alguna vez una cuchilla en los cacheos que se le realizan.

Agresiones. Aunque cuando está medicado se le puede considerar una persona tranquila, Atzler puede llegar a ser muy violento, como demostró a su paso por Albacete, no sólo por el terrible crimen que cometió en Férez y el intentó de homicidio de un trabajador de una finca, sino por su comportamiento después de su detención.

Ya que en el cuartel de la Policía de Hellín, tras hacerse pasar por inglés, atacó al interprete, golpeándole en la cabeza y en el hombro.

Además en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil, golpeó a un agente al que le rompió las gafas e intentó agredir a otro, que esquivó el golpe.

Sin embargo, en el Centro Penitenciario de Albacete, es decir, en La Torrecica, no causó problemas, quizá porque ya estaba en tratamiento. Allí le ponían una inyección cada 15 días, con la que estaba tranquilo y no daba problemas. Sin embargo, no se juntaba con nadie y como en Galicia se pasaba el día dibujando y aislado.

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