Jardines para el pueblo

CARLOS ZULOAGA
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El último Pleno de la Diputación Provincial aprobó por unanimidad que este espacio verde del antiguo edificio de la Cámara de Comercio, y que se habilitó en los años ochenta, pueda ser visitado por los albacetenses

En el último pleno de la Diputación Provincial se aprobaba por unanimidad una moción presentada por la formación política de Ganemos-IU para que la institución provincial abriera al público los jardines del chalet Fontecha, antigua sede de la Cámara de Comercio de Albacete, que se encuentran cerrados. Unanimidad que viene sobre todo por no perder una parte de la historia de nuestra ciudad, de un edificio singular que fue diseñado en 1925 por Julio Carrilero y que sus jardines, que se realizaron por los años 80, han sido testigos de numerosas actividades sociales y económicas.

Y quien sabe mucho el edificio y de sus jardines, así como de la Cámara de Comercio, es Vicente Mompó, que fue presidente de la institución cameral durante 15 años y que durante su mandato el solar de la finca se convirtió en ese jardín que ahora se pretende que sea utilizado por todos los ciudadanos de Albacete. Mompó tiene grandes recuerdos, de los esfuerzos que se tuvieron que realizar para que el chalé de Fontecha y sus jardines fueran parte de Cámara que en aquellos tiempos contaba con una gran actividad económica y social. Recuerda que al «principio la Cámara estaba en el Altozano, justo frente al Ayuntamiento antiguo. Era un piso. Comenzamos a tener más actividad y se nos quedó pequeño». Se trataba de un crecimiento exponencial tremendo «y nos hacía falta espacio. Nos quedamos con otros pisos. El edificio tenía 50 años y la estructura estaba muy bien, pero tenía un fallo en la cimentación. Antonio Peiró hizo los planos y al mover tabiques  empezó a hundirse. Hubo que hundirlo y nos quedamos sin sede».

El entonces presidente de la Diputación, Juan Francisco Fernández, les prestó un edificio donde está ahora la gasolinera del Paseo de la Cuba, «pero también era insuficiente, y estuvimos varios años trabajando para encontrar un lugar que solucionara nuestros problemas». Y surge la oportunidad del edificio de Fontecha, que entonces se estaba intentando vender. « Era un dinero importante, porque estábamos hablando de  74 millones de pesetas de las de antes. El rector de la Universidad, Luis Arroyo, había pensado para quedárselo como vicerrectorado, pero al final nos lo quedamos nosotros». Se tuvieron que realizar varias operaciones financieras para hacer los primeros pagos para que el edificio fuera la sede de la Cámara, y algo parecido se hizo después para que los jardines, que durante algunos años se pagaban en régimen de alquiler, pasaran a propiedad de la institución». Vicente Mompó recuerda cuando ‘tomaron’ posesión del edificio Fontecha. «El edificio y el solar estaban totalmente destrozados. Cuando abrimos y entramos yo casi me caigo de espaldas. El tejado estaba roto, casi en ruinas, la vidrieras rotas, entraba agua,...todo abierto. Fuimos a Legorburo a comprar unas cadenas y cerrar bien el edificio, para que no entrara nadie. Hablamos con Antonio Peiró y Godofredo para comenzar la rehabilitación del edificio. Y esa rehabilitación costaba una fortuna, pero en 1988 se empieza a realizar los trabajos».

Recuerda que se hizo de una forma meticulosa, muy llamativa y se logró rescatar un edificio que es único en la ciudad.

Cambios. El solar, que posteriormente se convertiría en los jardines, «tenía una piscina muy abandonada. La quitamos y se adecentó todo. Se hundieron todas las construcciones que había anejas al edificio, la casa del chófer, los garajes, gallineros..., y todo se añadió al jardín. Se quitaron unos pinos que estaban en malas condiciones y se plantaron los cipreses del fondo, sauces..., y quedó un jardín precioso como hemos conocido». Y añade, «ahora lleva unos años sin cuidarlo, desde que se lo quedó la Diputación tras dejar la sede de la Cámara de Comercio. Lo último que había escuchado era lo del Museo de Arte Realista, pero parece que se ha quedado un poco parada la cosa».

Por eso a Vicente Mompó le parece bien que se abra los jardines al público, «estoy de acuerdo. Es un sitio muy tranquilo, muy grato, y la gente va a disfrutar del espacio. Además estará más cuidado, porque ahora cuando paso me da mucha pena ver todo cerrado».

Pero recuerdo que no sólo hay que cuidar los jardines, «no hay que olvidarse del edificio, porque desde esos jardines se tiene acceso al mismo. Sería una pena que las dependencias no se cuidaran ya que no hay que olvidar lo que costó su rehabilitación». y sería absurdo volver a tener que gastar dinero para arreglarlo».