«Cada poema pide su poeta y su tono»

A.D
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El primer ciclo Más Poesía se cerró en la Casa de Cultura José Saramago con la intervención del escritor, crítico y periodista de La Voz de Asturias Juan Carlos Gea. El albacetense repasó su obra, desde su primer poemario publicado en 1990

¿Un ciclo como éste sirve para que el público se acerque a un género minoritario?

Por supuesto, cualquier cosa que se haga en ese sentido nunca está de más, siempre es necesaria. Sobre todo, creo que hay algo fundamental en ciclos de este tipo, que le dan a la poesía la verdadera dimensión que tiene, la de un acontecimiento, algo físico, que se escenifica, no es simplemente el acto de leer, es escuchar los poemas, percibir la parte física, carnal de la poesía, que es su esencia. 

¿Se cuela la voz del periodista en la poética?

Hubo un tiempo en el que intenté mantener a raya una con la otra, porque cuando estás todo el día contando cosas con la máxima claridad y llegas por la noche a casa y tienes que trabajar con otra herramienta para hacer algo distinto, poemas, se puede plantear una situación casi de esquizofrenia, de doble identidad o conflicto, hasta que me di cuenta que no tenía que ser así y pensé que el periodista podía alimentar al poeta, no con el lenguaje pero sí con las experiencias, con las vivencias que tenemos en nuestro oficio. De una relación de conflicto, en algunos libros, pasamos a una relación de entendimiento.

¿Cambió mucho esa voz desde el ya lejano Trampa para la niebla?

Ha cambiado mucho, radicalmente, aunque hace 10 años que no escribo poesía, no porque haya querido dejarla yo, sino porque de momento, la poesía ha querido dejarme, sin dramas, pero es el caso.

Soy de los que piensa que cada poema pide su poeta y su tono y siempre he procurado ser muy obediente a cada cosa que quería transmitir en un poema. La poesía en mi caso es una cuestión de ritmo, de sonido y procuro ser muy obediente a la música que me dicta cada poema. A veces salen voces más cercanas y amables y otras, más distantes, más frías.  

Lo último apareció en Entregas a cuenta.

Fue un poema que publicó mi editor, en Gijón, como una entrega suelta, porque tenía difícil acomodo en otros libros y salió en esta colección, fue Rompehielos.  

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