Sato Díaz lleva a Los Ángeles su obra 'La actriz ha muerto'

Emilio Martínez
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Las compañías locales Albacity Corporation y Teatro Thales han representado en la capital de España sus nuevas producciones escénicas, 'La maleta de Jardiel' y '22 años juntos'

De Albacete a Madrid y de la capital de España a Los Ángeles. Tal es el recorrido de la obra del polifacético hombre de teatro, Sato Díaz, con su obra La actriz ha muerto, de la que no solo es autor, sino también protagonista y director. Y con la que el pasado jueves partió hacia la ciudad norteamericana de Los Ángeles para representarla, el próximo día 10, dentro del V Festival Internacional de Teatro Hispano, no sólo el más prestigioso de entre los que tienen como destino a la inmensa población latina de ese Estado y del resto, sino el que cuenta con más espectadores y mayor difusión en todos los medios especializados y generalistas antes, durante y después de su celebración.

Tal fama se debe a que los responsables de su organización, la Bilingual Foundation if the Arts, que se dedica «a producir, enseñar y difundir» el arte de Talía, solo programan obras de alto nivel según su criterio. Como es lógico, el paisano, que igualmente en Madrid, donde vive desde hace un lustro ejerciendo también el periodismo, se encuentra como en una nube tras haber sido elegido por los organizadores para representar su obra. Como así lo atestiguaba a La Tribuna horas antes de tomar el avión: «Representa un orgullo poder llevar esta obra que estrené en Albacete, en La Posada del Rosario, en la Feria del 2014. Actuar con un texto mío en Estados Unidos es un sueño que ni siquiera me había planteado en mi vida».

Claro que la elección no fue por casualidad, sino que Sato ya había sembrado, pues en la edición del anterior año ya participó con el grupo Teatro del Laberinto en esta importante cita latina con Nápoles Millonaria, de uno de los grandes y consagrados autores de relevancia internacional, el italiano Eduardo de Filippo, y que dirigía otro de los grandes y polivalentes hombres de las artes escénicas en nuestro país, el también actor y profesor Francisco Vidal. La representación ganó el primer premio del Festival y alcanzó una gran repercusión en el panorama latino norteamericano.

Ahora ya va a participar no sólo como actor, sino como responsable de esta obra, que cuenta los problemas que debe afrontar un empleado de un teatro para comunicar que se suspende la función porque la actriz que iba a encarnar al personaje protagonista ha fallecido. Con este argumento, Sato Díaz realiza un amplio recorrido, no exento de humor, por las reacciones del público -el de la ficción y el que acudía en realidad a ver la obra- como ya ha ocurrido a lo largo de los últimos meses, cuando se ha estado representando en la madrileña Sala Tú, donde el paisano hacía doblete con otra obra, El valle de los cautivos, del citado Francisco Vidal.

Tras serle comunicado desde Los Ángeles que iba a ser el representante español, el albacetense se vio obligado a revisar en parte la obra, como relata: «Es algo distinto y que he tenido que preparar con mucho mimo, porque es enfrentarte a un público diferente y, claro, es menester una forma distinta de utilizar la lengua castellana, y también te obliga a tener que adaptar los tiempos, los gags, las frases hechas». En ello ha invertido muchas horas en la confianza teórica de haber acertado, cual remacha: «Sí, teórica, porque no sé muy bien cómo se entenderá esto».

Una maleta. Para un creador como Sato, al que las experiencias vitales le sirven para incorporarlo a futuras obras y personajes, e incluso para enriquecer los que habitualmente representa, volver a Los Ángeles le parece «fascinante». Para bien y para mal, porque la califica de «ciudad cruel» donde las autopistas se cruzan y evitan que se pueda llegar a los sitios andando. Amén de sus enormes contrastes con toda la industria de Hollywood y sus lujosos barrios, pero por otro lado, como se queja, con el sistema estadounidense, sin servicios públicos, que rechaza a miles de personas «que se quedan en la calle, enloquecidos, sin lograr su sueño de llegar a los más alto». En definitiva, remata este humanista: «Una perfecta demostración de cómo es el mundo»

La actualidad del polifacético intelectual paisano no ha sido la única en Madrid en lo referido a muestras teatrales, ya que en cierto modo Albacete ha estado de moda durante el mes de junio en la amplia cartelera independiente de la capital de España. Con protagonismo de otras dos compañías de la tierra y sus respectivas representaciones. Se trata de Albacity Corporation, de Carlos García Navarro como productor y Antonio Campos como actor, que ofrecieron La maleta de Jardiel, y la compañía Thales, que encabeza Rosa Fernández Cantero, con sus 22 años juntos.

La primera, que dirige Lluís Elías, quien fue ayudante de Albert Boadella en Els Joglars casi dos décadas, se subió al escenario del Teatro Victoria todos los jueves del mes de junio. Y en ella, Campos es autor y actor, un actor que como ha escrito la crítica, «borda y rezuma con pleno acierto el espíritu de Poncela por todos los poros», a la par que «enhebra las anécdotas del escritor con una rabiosa actualidad». En definitiva, «un magnífico retrato de ese españolito orgulloso de ser español y que al salir de su tierra añora el olor del buen café con leche».

La obra, que aparte de otros escenarios españoles -y, por supuesto Albacete-ya ha estado siempre con éxito en tres etapas en la capital de España -donde la productora de los paisanos ha representado también Los cuentos de Canterbury, Ceniza y Golfus Hispanicus- volverá más adelante a Madrid, donde, cual confiesa Carlos García, «la experiencia siempre ha sido positiva en todos los aspectos».

Una valoración que por parte de Thales es muy similar, tras haber actuado los dos últimos viernes en otra de las salas madrileñas más punteras, La Usina, con su obra 22 años juntos. Tal es la opinión de Rosa Fernández Cantero, autora del texto y la dirección, además de actriz junto a Cata Cutanda, Lola Díaz y Rosa Soria, que notó «perfectamente los aplausos sinceros» de la gente que asistió «y la respiración que se creó entre el público y las actrices», que les hizo disfrutar mucho de cada una de las funciones.

Además, por este alto nivel que ofrecieron, los responsables de La Usina les indicaron que estaban abiertas a que el grupo repita próximamente, bien con esta obra o con otras. «Y les tomamos la palabra», concluye Rosa.