El desafío de la impresión 3-D

ADOLFO LÓPEZ-JAVIER PAJARES
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Dos profesores de la Universidad de Valladolid diseccionan las claves de el último grito tecnológico para las empresas

El desafío de la impresión 3-D

Los errores del pasado en la detección de los nuevos desafíos tecnológicos han llevado a que los directivos actuales tengan un interés creciente, incluso obsesivo, por conocer e identificar por anticipado las denominadas tecnologías disruptivas. Una de las que mayor impacto está teniendo es la llegada de la fabricación aditiva, también conocida como impresión 3D.

La impresión 3D se entiende como el conjunto de tecnologías que permiten crear un producto mediante la adición de sucesivas capas de material, en lugar de las técnicas tradicionales de sustracción (con o sin arranque de viruta o por abrasión). Su irrupción ha sido comparada con la llegada de la máquina de vapor (The Economist, febrero 2011), que fue adoptada por unos pocos visionarios para llevarla a la industria textil, el transporte marítimo, el ferrocarril, y a la producción agrícola. Además, la impresión 3D conlleva una importante reducción de los costes de producción en base a:

Se eliminan prácticamente los desperdicios, ya que se aporta el material necesario para producir exclusivamente, y las piezas con defectos pueden ser recicladas completamente.

Se puede optimizar el material empleado mediante modificaciones en el diseño, lo que permite conseguir incluso piezas más resistentes y ligeras.

Se pueden producir conjuntos de piezas, reduciendo el número de operaciones de ensamblaje finales y aumentando la fiabilidad del producto resultante.

Sustitución de materiales por otros nuevos que pueden imprimirse y que igualan o mejoran las prestaciones de los empleados anteriormente.

En este sentido, los estudios de algunas consultoras apuntan a que la fabricación aditiva es uno de los desafíos a asumir por las grandes empresas. Así, la consultora Gartner la señala como una de las elecciones estratégicas clave para 2015. Por su parte, McKinsey destaca que serán la fabricación directa de pequeñas series y productos totalmente personalizados, junto con la producción por el propio consumidor, las principales fuentes de generación de un negocio que alcanzará entre 230 y 550 billones de dólares anuales en una década.

Por otro lado, PwC ha publicado los resultados de un estudio realizado con algo más de un centenar de grandes y pequeñas empresas industriales norteamericanas en los que pone de manifiesto que en ese país, las dos terceras partes están actualmente implantando de alguna manera la impresión 3D en sus empresas, y el 25% están convencidas de que adoptarán esta tecnología en un futuro próximo. Por ello, General Electric Co. ha creado un equipo de 600 ingenieros dedicado a esta nueva modalidad de impresión y estima que en cinco años (2020) los productos que se desarrollarán con esta tecnología, prototipos y productos terminados, pasarán del 10% actual al 50%.

En España, el grupo de investigación INSISOC junto con la empresa DIMA3D s.l., ubicada en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid, se están encargando de elaborar una investigación a cerca del grado de penetración que esta tecnología está teniendo en nuestro país. El estudio aborda tres dimensiones:

Fabricantes españoles de tecnología 3D.

Penetración de la impresión 3D en los sectores productivos.

Desarrollo programas educativos.

De la investigación se va desprendiendo que, por un lado, los fabricantes actuales son micropymes que emplean la tecnología cuyas patentes van expirando, de tal forma que la capacidad de producción es muy limitada. Además, en general las empresas carecen de equipos de impresión 3D y de profesionales capacitados para su utilización. Pues la mayoría de los directivos tienen un conocimiento muy limitado o desconocen por completo las oportunidades y amenazas de esta nueva tecnología disruptiva en su negocio.

En el ámbito educativo, la oferta fundamental que se ha venido desarrollando en los últimos dos años corresponde con los cursos ofrecidos para construir una impresora de arquitectura abierta tipo Reprap, que cada asistente se lleva al finalizar. También en el último año se han puesto en marcha experiencias piloto en centros educativos, principalmente en centros privados o concertados, entre sus actividades extraescolares. En este ámbito se han desarrollado programas conjuntos entre INSISOC y DIMA3D para incrementar la oferta formativa y que la impresión 3D constituya una oportunidad para emprender y para el autoempleo, además de una capacitación de los jóvenes en educación secundaria, bachillerato y FP.