...y la marquesa se queda en Los Llanos

MAITE MARTÍNEZ
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El Tribunal Supremo revocó una sentencia de la Audiencia Provincial de Albacete que obligaba a la viuda del marqués de Paúl a desalojar la casa palacio de la finca de La Dehesa

La marquesa viuda podrá seguir viviendo en la casa palacio de Los Llanos hasta que muera. El Tribunal Supremo se ha pronunciado a favor de Bárbara Kalaschnikoff y ha revocado una sentencia de la Audiencia de Albacete cuyos magistrados consideraron nulo el contrato de usufructo vitalicio que la viuda había rubricado para poder seguir residiendo en la histórica finca.

Este no es más que un nuevo episodio de esta cruda batalla judicial entablada entre los herederos del difunto marqués de Paúl. Hasta 41 pleitos se han iniciado en distintos juzgados de Madrid y Albacete, de los que en estos momentos quedarían abiertos una docena. Aunque, el abogado de la marquesa viuda, Manuel Santaella, subraya que esta pequeña victoria tiene un especial valor. «Barbara tiene 74 años y tanto pleito no le deja tener seguridad», declaró a La Tribuna el letrado, «pensar que la iban a desalojar en 20 días de la casa donde está enterrada su hija y su marido le causaba un gran sufrimiento, se le caía el alma a los pies cada vez que lo pensaba».

Bárbara es la segunda mujer del marqués de Paúl, quien murió en mayo del 2004. Del primer matrimonio de Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes, que así se llamaba el marqués, con Julia Altuna nacieron dos hijos: José Antonio y Carlos Altuna. Éste último es el actual marqués de Paúl, heredó el título nobiliario y es a su vez el principal enemigo en los tribunales de Bárbara y dos de las hijas que esta mujer tuvo con el marqués, Bárbara y Cristina.

La guerra en los tribunales entre los Altuna y las Kalaschnikoff trata de dilucidar quién debe controlar Mazacruz, un holding creado en 1994 para aglutinar las empresas y propiedades de los Larios, toda una fortuna que heredó el difunto marqués, Carlos Gutiérrez-Maturana-Larios y Príes, de su padre adoptivo, el IV Marqués de Larios. La joya de la corona de este holding es la finca de Los Llanos, explotación cinegética y agropecuaria, famosa ahora no sólo por la caza de perdiz roja sino también por su queso y por su vino, y donde se encuentra la casa palacio de la que ha estado a punto de ser desalojada la viuda del marqués a petición de su hijastro Carlos Altuna.

Disputa por el control. El actual marqués de Paúl logró que el Tribunal Supremo le reconociese una donación de participaciones en Mazacruz que su padre le firmó en el año 2000, estando ingresado en la clínica Rúber de Madrid por una afección cardíaca, antes de ser trasladado a Houston para ser intervenido. Con esta donación, Carlos Altuna se hizo con la propiedad del 27,46% de la propiedad de Mazacruz y el resto quedó en manos de las tres mujeres, la viuda Bárbara y sus dos hijas.

Aún no teniendo la propiedad mayoritaria, Altuna controla el holding desde el año 2011, esgrimiendo un voto múltiple que tienen parte de sus acciones (cinco votos por cada participación). Las hermanas Kalaschnikoff han llevado al Supremo también este asunto, intentando anular esta potestad que hace cuatro años las dejó fuera de juego en Mazacruz.

Muerto ya el marqués y viendo el cariz que tomaba el conflicto, en marzo del 2005 la viuda firmó un contrato de usufructo de la casa palacio con la Dehesa de Los Llanos, empresa propietaria de la finca de Los Llanos y filial de Mazacruz, para poder seguir viviendo en el que había sido el domicilio conyugal durante 35 años y donde está empadronada desde 1998.

Usufructo vitalicio. Este usufructo, de carácter vitalicio, es el que Carlos Altuna cuestionó en los tribunales. En primera instancia, el Juzgado Número 2 anuló dicho contrato, pero permitía a la viuda seguir viviendo en la casa palacio. Sin embargo, la Audiencia Provincial no solo anuló el usufructo, sino que acordó el desalojo de la casa por parte de Bárbara Kalaschnikoff.

Ahora, el Supremo ha revocado la decisión de la Audiencia de Albacete, «que don Carlos tenga el control sobre la sociedad, no le permite hacer lo que quiera con los bienes, más aún cuando desde hace más de 35 años doña Bárbara tiene allí su domicilio habitual», proclama el letrado Santaella.

El fallo del Supremo llegó justo un día después de que el juzgado número dos de Albacete acordase suspender el desalojo, pues entendía el juez que obligar a Bárbara madre a irse de la casa le podría causar un «serio perjuicio» si después el Supremo se pronunciaba en contra, tal y como finalmente ha sucedido.