La incertidumbre del campo es histórica. Lluvia, buenas temperaturas, heladas, nieves, frío… Todo cuenta, pero se tiene que dar a su debido tiempo para que las campañas sean satisfactorias. Especialmente en una provincia como Albacete, seca por excelencia, donde a 1 de enero de 2017 se cultivaban 748.303 hectáreas, de las cuales un 22,5% son tierras de regadío y el resto de secano.