La lluvia desalojó los tendidos 'al galope'

PEDRO J. GARCÍA
-

Cartagena y Munera pasearon una oreja cada uno antes de la sus pensión de un festejo en el que Ventura falló con los rejones

Los galopes -figurados, claro está- más rápidos y destemplados de la tarde los protagonizaron el público y todos los profesionales que estaban en la plaza de toros cuando, en la recta final de la faena de Andy Cartagena al cuarto de la tarde, comenzó a descargar agua sin tregua. Y eso que estaba anunciada, porque ahora, con tantos satélites y medios técnicos, se puede fallar un día, que fue el sábado, cuando se anunciaba lluvia y sólo cayeron unas gotas, pero para ayer seguía la alerta, con altos porcentajes de probabilidad, y sí descargó. A la tercera fue la vencida, porque amagó con el primer toro en el ruedo y también con el segundo, pero fue con el cuarto cuando vino la gran descarga, que dejó el ruedo impracticable y la suspensión del festejo, anunciada por el presidente del festejo, Joaquín Coy. 

Hasta ese momento, en lo meramente taurino, se cumplieron las expectativas, con la plaza casi llena de aficionados no sólo al arte del rejoneo, sino simplemente al caballo, que de todo hay, y con los jinetes, siendo Ventura el más lucido, pese a corresponderle el toro menos lucido, aunque se fue de vacío por su fallo con el rejón de muerte, mientras que Cartagena, más espectacular que ortodoxo, cortó una oreja al cuarto, y un más asentado Munera también paseó un apéndice del tercero.

Las caras de Cartagena. Andy Cartagena ofreció dos caras en el festejo de ayer, una en cada toro. Con el primero buscó la senda más ortodoxa, sin sus llamativos lucimientos de doma lejos de la cara del toro. Estuvo más templado en los pasajes iniciales, pero en banderillas su labor estuvo más deslucido, tropezando el astado varias veces las monturas, y el rejón de muerte le quedó trasero por lo que tuvo que echar pie a tierra y descabellar de un certero golpe. Fue ovacionado. 

Ante el cuarto de la tarde ofreció su cara más tradicional, la del rejoneador espectacular, luciendo doma con llamativas piruetas y levantadas del caballo, muy jaleadas en los tendidos. El rejoneo en sí fue otra historia, con poco trascendencia y clavando siempre a toro pasado, aunque en esta ocasión dejó un certero rejón de muerte en todo lo alto y el toro dobló rápido para que aflorasen los pañuelos en el tendido y lograse una oreja.

Diego Ventura sólo pudo medirse a uno de los toros de Ángel Sánchez, con el añadido de que fue el peor de la primera parte, y el portugués ofreció su única cara, la del gran rejoneador dominador que es, aunque no comenzaron bien las cosas para el portugués, porque a la poca movilidad y entrega del toro de Ángel Sánchez se sumó el problema que tuvo con los rejones de castigo, que no clavaban bien y tuvo que colocar hasta tres, uno trasero, otro caído y el tercero contrario. El panorama cambió en banderillas a lomos de Guadalquivir y mejoró con Bronce, que fue cuando llegaron los pasajes más templados de la faena, sobre todo en los circulares en un palmo de terreno. El remate llegó con Remate, que estaba visto que no era el día de Ventura con los rejones, porque si estuvo poco certero con los de castigo, no lo estuvo más con el de muerte y se le contabilizaron tres pinchazos antes de clavar un rejón trasero y perpendicular, que no fue suficiente, por lo que tuvo que descabellar, con el resultado de palmas para el jinete.

Completó la terna el villarrobledense Juan Manuel Munera, que volvió al abono albacetense tras su comparecencia en 2016. Dos años que han servido para ver a un jinete más y cuajado, con una evidente progresión que plasmó en el ruedo. Templó de salida al de Ángel Sánchez a lomos de Misterio, aunque el único rejón de castigo que colocó quedo contrario. Con Dámaso templó de costado y colocó dos banderillas con suerte desigual, pero el desenfreno del jinete llegó con Arrebato, ortodoxo en la ejecución al colocar las banderillas. El jinete local había calado en los tendidos con su rejoneo y sólo faltaba poner la rúbrica, que llegó tras colocar las banderillas cortas con Supremo, costándole más ante un toro parado, que tampoco ayudó a la hora de dejar el rejón de muerte, que cayó muy contrario, lo que no fue impedimento para que apareciesen los pañuelos y Munera pasease una oreja ante sus paisanos. Prometía la tarde para el jinete, pero la suspensión del festejo impidió al villarrobledense buscar redondear su actuación y un triunfo mayor. Otra vez será.

Por cierto, para hoy la previsión de lluvia a partir de las 18 horas sólo es del 25%... Confiemos en el 75% restante.