Casi una semana después de su arresto, el exprimer ministro portugués José Sócrates rompió ayer su silencio para denunciar las acusaciones «absurdas, injustas y sin fundamento» en su contra y asegurar que su envío a prisión de forma preventiva no está justificado y supone una «humillación gratuita», al tiempo que consideró que el caso tiene «tintes políticos». 

En una carta remitida al diario luso Público, el exdirigente defendió, además, que su «detención para ser interrogado fue un abuso y un espectáculo montado en torno a una infamia».

El pasado lunes, el juez decidió mandar al socialista a una cárcel de Évora, destinada a policías, militares y magistrados, tras imputarle por corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal. 

Ante esta situación, el exmandatario indicó que se defenderá «con las armas del Estado de Derecho; son las únicas en las que creo». «Este es un caso de la Justicia y será con Justicia democrática como será resuelto», añadió, agregando que no tiene «dudas de que este caso también tiene contornos políticos». 

Así las cosas, agradeció las muestras de «solidaridad de tantos camaradas y amigos», pero pidió que la política «quede al margen de este debate». «Este proceso es contra mí y solo contra mí. Cualquier implicación del Partido Socialista sé que me perjudicaría, perjudicaría a la formación y perjudicaría a la democracia», advirtió, dejando claro que «este proceso solo acaba de empezar». 

Por otra parte, Sócrates explicó que, tras estar cinco días «apartado del mundo», ha tenido conocimiento de que «las imputaciones y las circunstancias debidamente seleccionadas contra mí por la acusación» copan los medios de comunicación y avisó de que las «filtraciones son un delito», tanto contra él como contra la Justicia. 

En este sentido, alertó de que, en «legítima defensa», a medida de que tenga conocimiento se encargará de «desmentir las falsedades lanzadas sobre mí y de responsabilizar a los que las engendran».