Suspenso en calidad ambiental

A.M.
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Los proyectos de fractura hidráulica, la especulación urbanística y los cultivos transgénicos figuran como 'puntos negros' de la provincia albacetense en la primera radiografía del medio ambiente realizada por Greenpeace

Ha sido el primer estudio de envergadura que Greenpeace ha elaborado a nivel  nacional para poner de manifiesto las políticas negativas y positivas que se han desarrollado en todas las comunidades autónomas españolas.

En total, la organización medioambiental ha detectado más de 400 puntos negros, así como 214 ejemplos a seguir. Ni la provincia de Albacete ni Castilla-La Mancha se han escapado a esta crítica realidad, puesta sobre la mesa por Greenpeace y que viene a concluir que el Medio Ambiente ha sido la «víctima olvidada» de la crisis, lo que acarreará «importantes repercusiones sociales».

La elaboración de un mapa autonómico que refleja perfectamente los puntos negativos y positivos detectados por expertos de Greenpeace, permite conocer los tres «suspensos» que la entidad coloca en la provincia de Albacete, motivados por los proyectos de fractura hidráulica (fracking) que se quieren poner en marcha para obtener gas del subsuelo, la especulación urbanística -que aunque la centra en Las Higuericas de Hellín la hace extensiva a todo el territorio nacional-, y el cultivo de transgénicos.

En esta última apreciación, Greenpeace pone de relieve las 7.973,45 hectáreas de cultivos transgénicos, según datos de 2014, «lo que hace de Castilla-La Mancha -asegura- la quinta comunidad en superficie cultivada con transgénicos». Pero lo más peliagudo es que la organización conservacionista acusa la «falta de transparencia» en los datos de este cultivo, pues existe una diferencia del 77,9% entre las estimaciones del Ministerio de Agricultura y los datos reales que facilita la Junta de Comunidades.

El hecho de que en 2012 el Gobierno de Castilla-La Mancha diera su visto bueno a tres permisos para la investigación de hidrocarburos (gas no convencional), que afectaban a una superficie de más de 73.000 hectáreas entre los municipios de Alhambra en Ciudad Real y los albacetenses de Ossa de Montiel, El Bonillo, Villarrobledo, Lezuza, Munera, Viveros y El Ballestero, ha supuesto también un punto negro en este estudio de Greenpeace, si bien, curiosamente, es el asunto que más puntos en positivo proporciona. ¿Por qué? Por la movilidad social y cívica que ha originado el fracking e, incluso, la implicación de muchos políticos locales que decidieron declarar sus municipios «libres» de estas prospecciones subterráneas.

En concreto y en color verde, la entidad ambientalista aprueba y aplaude a los 13 municipios que han dicho «no» al fracking. «Hay dirigentes, sobre todo a nivel local, que han antepuesto la defensa del medio ambiente a los intereses privados», dice textualmente esta primera Radiografía Social del Medio Ambiente en Castilla-La Mancha. En este sentido, Greenpeace también se felicita por la concienciación social, esa que demuestra que a la ciudadanía sí que le importa el medio ambiente y sí se moviliza para defenderlo.

Otro punto positivo que la entidad conservacionista destaca de Castilla-La Mancha, gracias especialmente a la participación de la provincia de Albacete, es su potencia eléctrica generada por solar fotovoltaica (1.697 GWh), que sea la tercera comunidad autónoma en producción termosolar (678 GWH) y en generación eólica (8.657 GWh) y se encuentre entre las cinco primeras regiones de energía por renovables (11.761 GWh).

Sin embargo, Julio Barea, uno de los autores de esta radiografía, califica de «preocupante» que, tras ser líder mundial y ejemplo a seguir, España haya pasado en cuatro años a ser el «hazmerreír» de las energías renovables.

AGRICULTURA ECOLÓGICA. También Castilla-La Mancha aprueba su política medioambiental por ocupar el segundo puesto en agricultura ecológica, 18% del total de España, y por ser una comunidad que ha dicho «stop» a los plaguicidas. Respecto a la protección ambiental, Greenpeace resalta que el 30% del territorio manchego esté declarado Espacio Natural Protegido y/o se incluya en la Red Natura 2000.

El listado de lo positivo se completa con las abejas y la polinización, si se tiene en cuenta que «sin polinizadoras no hay alimentos». En este sentido, Greenpeace destaca que el 68% de los principales cultivos para el consumo directo humano dependa de la polinización de insectos: «Castilla-La Mancha -agrega- tiene un ratio de vulnerabilidad del 4,2%, lo que la convierte en la tercera comunidad menos vulnerable».

Por comunidades autónomas, Greenpeace ha elaborado un ranking basado en el Índice de Calidad Ambiental de cada una de ellas. En el mismo, Castilla-La Mancha aparece en el lado más bajo de la tabla, concretamente en el puesto número 12, pues esta región registra un nivel de Calidad Ambiental «bajo». «Aunque hayamos elaborado este ranking, hay muy poca diferencia entre las comunidades autónomas; ninguna puede sacar pecho porque su Índice de Calidad Ambiental sea bueno», explica Julio Barea, quien asegura que tanto Castilla-La Mancha como el resto de regiones del territorio estatal tienen ante sí un amplio recorrido para desarrollar políticas medioambientales que permitan mejorar esos índices de calidad.

Precisamente, una de las decisiones políticas que ha originado esta posición decimosegunda de Castilla-La Mancha en el ranking de Greenpeace ha sido la construcción del almacén de residuos nucleares (ATC) en Villar de Cañas, en suspenso tras las elecciones municipales y autonómicas. Este cementerio nuclear, junto con los cambios políticos producidos en España, son motivo suficiente para que la organización ecologista exija un Pacto de Estado en el que se determine las políticas energéticas a seguir en este país en los próximos años, máxime teniendo en cuenta que el pasado 5 de junio el Gobierno de Rajoy «decidió regalar el sol a las empresas eléctricas».